Cuando Warren Buffett habla, el mundo escucha. Ayer, el multimillonario inversor se transformó en médico económico en The New York Times para hacer un diagnóstico y dar una receta a la economía de EEUU: ha salido de emergencias y se encuentra en un camino de lenta recuperación, pero seguir con el mismo tratamiento representa un grave riesgo.

"Se siguen administrando enormes dosis de medicina monetaria y, dentro de poco, necesitaremos lidiar con los efectos secundarios --escribe el dueño de Berkshire Hathaway--. Por ahora, la mayoría de estos efectos son invisibles y, de hecho, podrían seguir latentes por largo tiempo, pero su amenaza puede ser tan perversa como la que presentó la crisis financiera en sí misma", concluye.

No es que Buffett critique las medidas tomadas por el actual Gobierno y el precedente para evitar el colapso del sistema con una inyección "a borbotones" de dinero público. Al contrario, las aplaude "rotundamente". Pero frente a expertos como el premio Nobel Paul Krugman, que apoyan un segundo paquete de estímulo económico, Buffett centra su diana en la reducción de la deuda pública, que calcula subirá más de un punto por mes, alcanzando el 56% del PIB (41% del 2008).

Buffett cree que "el problema inmediato es poner al país de nuevo en pie como sea" pero se muestra convencido de que, "una vez que se haya logrado la recuperación, el Congreso debe frenar la escalada del ratio deuda-PIB y mantener el aumento en obligaciones en línea con el crecimiento en recursos.