La de ayer fue la última rueda de prensa del año de George Bush, y todos los corresponsales en la Casa Blanca estaban pendientes de lo que el presidente había reconocido el martes en una entrevista con el diario The Washington Post . "No estamos ganando, no estamos perdiendo en Irak", admitió por primera vez para describir la situación en el país.

El mismo Bush que antes de las legislativas del 7 de noviembre sentenció que "por supuesto" EEUU está "ganando la guerra", reconoce ahora que su país está perdiendo la batalla, mientras sopesa una nueva estrategia: La posibilidad de enviar más tropas y de incrementar el tamaño del Ejército para afrontar los desafíos de una "larga lucha contra los terroristas". Ayer volvió a repetir su fe en la victoria final: "La victoria no vino como esperaba, pero sé que es posible".

UNA NUEVA ESTRATEGIA El encargado de desarrollar ese nuevo plan para Irak es el secretario de Defensa, Robert Gates, que ayer llegó a Bagdad para reunirse con altos mandos del Ejército estadounidense y del Gobierno iraquí. Su misión es regresar a Washington con una iniciativa para incrementar el número de soldados en Irak, a pesar de la oposición del Pentágono, el Congreso y destacados republicanos.

¿Qué pasaría si los asesores recomiendan que no se desplieguen más tropas?, preguntaron los periodistas. "Escucharé todas las opciones, entre ellas el envío de más soldados", respondió Bush. ¿Y qué opina el presidente sobre ese 60% de norteamericanos que, según la ultima encuesta de la CBS, pide que los uniformados vuelvan a casa?, volvieron a preguntar. "Claro que quiero que la opinión pública esté de nuestro lado. Pero muchos entienden las consecuencias que tendría nuestra retirada para la credibilidad de EEUU. Eso solo favorecería a los radicales", respondió. Bush volvió a nombrar la "brutal violencia sectaria" como el principal problema en el país árabe, admitiendo que los insurgentes han frustrado los esfuerzos de EEUU para "establecer la seguridad en todo el país".

El presidente republicano habló del informe Baker y de su recomendación para negociar con Siria e Irán, señalando que se sentarán a dialogar con ellos "cuando Irán suspenda su programa nuclear y Siria deje de sufragar la violencia en Irak".

Bush aclaró que la nueva estrategia militar debe ir en paralelo al proceso político, y señaló que lo más doloroso de su presidencia "es saber que mis decisiones han costado vidas". Resumiendo: "El 2006 ha sido un año difícil para nuestras tropas y para el pueblo iraquí", apuntó el presidente, quien se negó a hacer predicciones para el 2007. "Tendremos que hacer más sacrificios", concluyó Bush.

Mientras, los militares iraquís han recibido el control de una nueva provincia. El Ejército estadounidense les traspasó ayer las responsabilidades de seguridad de la provincia de Nayaf. Además, ayer en Bagdad, dos coches bomba acabaron con la vida de 15 personas.