La posible ampliación de la guerra de Irak a países vecinos como Siria e Irán, tras la escalada militar ordenada por el presidente de EEUU, George Bush, aterró ayer a la clase política en Washington y a numerosos expertos y comentaristas, hasta el punto de forzar a la Administración republicana a desmentirla.

En un intento de calmar los ánimos, Robert Gates, secretario de Defensa, compareció ante la prensa. "El presidente se refiere estrictamente a operaciones dentro del territorio de Irak y no a cruzar sus fronteras", afirmó. Entretanto, miles de personas salieron a la calle de las principales ciudades de Estados Unidos para protestar por la escalada militar.

Fue Bush quien el jueves hizo sonar las alarmas al anunciar el envío de 21.500 soldados adicionales a Irak. Además, el mandatario especificó que los soldados "perseguirán y destruirán a las redes" de insurgentes que actúan en Irak o están basadas en sus países vecinos, una alusión clara a Irán y Siria. Horas después, la secretaria de Estado, Condoleezza Rice, echó más leña. "Todas las opciones estaban abiertas", dijo.

"Si el presidente ha decidido que tiene que invadir Irán o Siria, persiguiendo a esas redes de insurgentes, la autorización actual para usar la fuerza en Irak no le cubre, y necesita que el Congreso le autorice para hacerlo", advirtió el influyente senador demócrata Joseph Biden. Su colega republicano Chuck Hagel mostró su preocupación respecto a los verdaderos planes de Bush y le dijo a Rice: "Nadie del Gobierno puede hoy decir a los ciudadanos que no cruzaremos las fronteras iranís y sirias".

La ampliación de la guerra preocupa al Congreso y a los expertos, que la creen posible. "Hay mucha gente aún, particularmente los neocons, que querrían atacar Irán", comentó el exsecretario de Estado demócrata Zbigniew Brezezinski.

GIRA DIPLOMATICA "Desde un punto de vista militar, no hay necesidad de cruzar la frontera iraní", replicó Robert Gates, mientras la secretaria de Estado viajaba a Oriente Próximo, en una gira destinada a explicar a los gobiernos de la región la escalada militar en Irak, que incluye planes para presionar a Siria e Irán para que no interfieran.

Por su parte, el premier británico, Tony Blair, defendió ayer con pasión la política de intervención militar frente al terrorismo, en una lucha que, en su opinión, puede durar "una generación" y en la que batirse en retirada sería "catastrófico para el futuro". Blair reiteró que "la guerra contra el terrorismo no se puede ganar solo con medios militares, pero tampoco sin ellos".