El presidente norteamericano, George Bush, y el primer ministro británico, Tony Blair, estudiarán, a partir de hoy en Londres, una fórmula para no salir malparados del atolladero iraquí que probablemente pasará por poner las tropas de la coalición bajo control internacional.

El primero en dar la voz de alerta fue el jefe de la diplomacia de la Unión Europea, Javier Solana. En declaraciones al diario The Independent, Solana manifestó que el proceso de traspaso de poderes a los iraquís se acelerará para evitar "un fracaso humillante". "Veremos decisiones en este sentido en los próximo días", señaló. "Estados Unidos tiene un gran problema y cuando uno tiene un gran problema necesita ayuda", añadió el diplomático europeo. El secretario general de la ONU, Kofi Annan, reforzó las tesis de Solana al anunciar que la organización está dispuesta a asumir un mayor papel en el proceso de la posguerra iraquí.

El secretario de Estado de Estados Unidos, Colin Powell, pidió a la ONU que adopte "un papel más activo en Irak" y el ministro británico de Defensa, Geoff Hoon, no descartó que sea la OTAN la que asuma el control de las tropas ocupantes en Irak.

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DIMISION Las discrepancias que suscita la gestión de la posguerra se pusieron de manifiesto con la dimisión ayer del representante italiano en la autoridad provisional. Marco Calamai renunció en protesta por la política de EEUU, un rechazo que quedará patente también en Londres. Ante una opinión pública hostil, Bush y Blair insistirán en cumplir el nuevo calendario, que traspasará el poder a un Gobierno provisional iraquí antes del próximo julio.

Bush llega esta noche a la capital británica y permanecerá en el Reino Unido hasta el próximo viernes. La invitación, la primera visita de Estado de un presidente americano desde el año 1918, fue cursada hace dos veranos por la reina Isabel II. Nadie pensaba entonces en una impopular guerra contra Irak, ni que americanos y británicos se verían metidos en una posguerra sangrienta y caótica.

Cara a su campaña para la reelección, a Bush quizá pueden beneficiarle las imágenes de banquetes y fastos en Palacio de Buckingham al lado de Isabel II, pero para Blair esta visita sólo tiene consecuencias negativas. Algunos periódicos británicos están siendo especialmente virulentos. "George Gallina", titulaba ayer el tabloide Daily Mirror, acusando a Bush de cobardía al haber cancelado un discurso en el Parlamento, por miedo a ser abucheado.

MOMENTO ADECUADO El primer ministro británico defendió la presencia de su perturbador invitado. "Creo que es el momento adecuado para que el presidente de Estados Unidos venga a este país", dijo Blair ante los representantes de la Confederación de la Industria Británica. "Es el momento para mantenernos firmes, al lado de Estados Unidos, y derrotar el terrorismo", añadió.

La gran manifestación contra la visita de Bush, de la organización Detened la Guerra, ha sido programada para el próximo jueves y se espera la presencia de 100.000 personas.