George Bush no está dispuesto a esperar mucho más. El empeño del presidente de EEUU en derrocar a Sadam Husein, preferible pero no necesariamente con otra resolución de la ONU como aval, volvió a mostrarse ayer en su discurso semanal, en el que dijo que "las resoluciones significan poco sin determinación".

Bush impuso así de nuevo presión a la ONU. "Una vez planteadas sus demandas, el Consejo de Seguridad no puede echarse atrás cuando un dictador desafía y se burla de esas demandas", declaró.

La determinación de atacar a Irak mereció ayer la reprobación del secretario general de la ONU, Kofi Annan, quien afirmó que la decisión de lanzar una guerra "como último recurso, no corresponde sólo a un país, sino a la comunidad internacional". "La legitimidad única que proporciona el Consejo de Seguridad no tiene alternativa", afirmó Annan.