El presidente George Bush quiere "respuestas" claras de Irán sobre si su nuevo presidente, Mahmud Ahmadineyad, fue uno de los estudiantes islámicos que asaltaron en 1979 la Embajada de EEUU en Teherán y secuestraron a 52 rehenes 444 días, como dicen ahora cinco de ellos. "Tengo confianza en que las encontrarán", añadió el jueves, mientras el Departamento de Estado pedía explicaciones a Teherán.

"El Gobierno iraní tiene obligación de esclarecer, de forma definitiva, las cuestiones que han sido planteadas en público" sobre el papel desempeñado por Ahmadineyad, declaró el portavoz del Departamento de Estado, Sean McCormack. Como su colega de la Casa Blanca, Scott McClellan, este portavoz confirmó que EEUU ha abierto su propia investigación sobre el pasado de Ahmadineyad, el ultrarradical elegido la semana pasada nuevo presidente de Irán. "Necesitamos averiguar los hechos", añadió el asesor de Seguridad Nacional, Stephen Hadley.

SIN CERTEZA ABSOLUTA Por ahora, Washington no tiene la certeza absoluta de que Ahmadineyad tomase parte en el asalto a la embajada, algo que han negado en Teherán amigos y colaboradores del nuevo presidente. Sin embargo, el exrehén Donald Sharer insistió ayer en que fue uno de sus captores: "No era un tipo agradable en aquella época, nos llamaba cerdos y perros", declaró a la cadena televisiva ABC. "Cuando se está humillando y avergonzando a tu país, se te quedan grabados los individuos que lo hacen, no olvidas a la gente que hace cosas como ésas no sólo a ti, sino también a tu familia y a tu país", añadió William Daugherty, otro excautivo.

La brecha abierta entre Irán y EEUU por la toma de los rehenes, hace un cuarto de siglo, es tan profunda que ni siquiera han reanudado las relaciones diplomáticas. "No hemos olvidado", recalcó el portavoz del Departamento de Estado. En el 2002 Bush incluyó a Irán en el eje del mal junto a Irak y Corea del Norte, aunque ha optado por negociar para bloquear sus aspiraciones nucleares, en vez de un ataque militar como el de Irak.

La confirmación sobre la participación de Ahmadineyad en el asalto a la embajada estadounidense sólo contribuirá a empeorar aún más las relaciones entre Washington y Teherán, aunque Hadley afirmó el jueves que EEUU respetará su nuevo papel, ya que "ha sido elegido por el pueblo iraní aunque los comicios no hayan sido libres".