Un método no muy usual, una carta, es el que ha elegido el presidente de EEUU, George Bush, para comunicarse directamente por primera vez con su homólogo de Corea del Norte, Kim Jong-il, uno de los regímenes que forman parte del eje del mal al que el jefe de la casa Blanca dijo en su momento que "detestaba". En la misiva, Bush exige a Kim que cumpla su promesa de revelar todos los detalles de su programa nuclear, en un momento en que se acerca el fin del plazo acordado con Pyongyang.

"El presidente reiteró nuestro compromiso con las negociaciones a seis bandas e insistió en la necesidad de que Corea del Norte presente una completa declaración de su programa nuclear, tal y como se contempla en el acuerdo de septiembre del 2005", dijo ayer Gordon Johndroe, un portavoz de la Casa Blanca, respecto el contenido de la carta. Bush envió una misiva a los países que, junto a EEUU, están implicados en las negociaciones (Rusia, Japón, China, Corea del Sur y Corea del Norte), aunque la dirigida a Kim Jong-il tenía algunas diferencias que la Casa Blanca no quiso precisar.