El presidente de Estados Unidos, George Bush, ante el más leal de sus aliados, Tony Blair, primer ministro británico, descartó ayer que una segunda resolución de la ONU sea necesaria para desencadenar el ataque contra Irak. "Es una cuestión de semanas y no de meses", repitió Bush, dando a entender que no tiene intención de dilatarse en maniobras diplomáticas. "La resolución 1441 nos da autoridad --insistió el presidente estadounidense-- para actuar sin necesidad de más resoluciones". "Estados Unidos resistirá cualquier intento de retrasar ese proceso durante meses", declaró para justificar su voluntad de recurrir a la fuerza.

ARGUMENTOS BRITANICOS

El primer ministro británico había llegado a Washington con la intención de persuadir a Bush de que una segunda resolución iba a granjear a EEUU un mayor apoyo internacional en su intención de desarmar por la fuerza a Irak. Blair se escudó en el jefe de los inspectores de la ONU, Hans Blix, al decir que en la presentación de su informe corroboró que Irak no cooperaba en ese desarme que le exige la comunidad internacional: "En la resolución 1441, ya dejamos claro que una falta de cooperación comportaría graves consecuencias. Sadam está violando esa resolución"

Bush quiso zafarse de la pregunta sobre los vínculos entre Irak y la red terrorista de Al Qaeda; pero Blair, menos contenido sí respondió: "De lo que no tenemos que tener la menor duda, es de que si no afrontamos esas dos amenazas, sufriremos gravísimas consecuencias".

Bagdad debe "cooperar al 100%", advirtió Blair antes del encuentro. El líder británico, cuya presencia en Washington marca el punto culminante de la campaña para mostrar públicamente el apoyo con que cuenta Bush para atacar a Irak, repitió que "está claro que Bagdad no está cooperando" con los inspectores de armas de la ONU, como le exigió la resolución 1441, aprobada el pasado noviembre. Pese a su alineamiento con la Casa Blanca, Blair está más inclinado que Bush a ampliar el plazo para buscar una salida pacífica a la crisis, dando más tiempo a los inspectores. "Los inspectores de la ONU --dijo-- no volvieron a Irak para jugar al escondite con el régimen de Sadam ni para actuar como detectives. Fueron con un claro mandato que Irak no ha respetado".

Bush cifró el jueves en "semanas, no meses" el tiempo que le queda a Sadam para evitar la guerra y sus asesores aclararon que esperan que el Consejo de Seguridad tome una decisión final sobre qué hacer con Irak hacia el 14 de febrero, cuando los jefes de inspecciones de la ONU, Hans Blix y Mohamed el Baradei, acudan a presentar allí un nuevo informe. Blair aceptó esa misma fecha, tras la cual "debe emprenderse alguna acción".

La aprobación de una segunda resolución no es imprescindible para Bush. Pero, para Blair y otros aliados de EEUU, sería la forma de presentar a sus respectivas opiniones públicas el ataque a Irak como expresión de la voluntad de la comunidad internacional representada por la ONU.

Blair presionó ayer a Bush en favor de tal resolución, pero no consiguió avances sustanciales porque la Casa Blanca no quiere aceptarla sin garantías de que ninguno de los miembros permanentes del Consejo de Seguridad opuestos a la guerra --Francia, China y Rusia-- recurrirá a su derecho de veto.

LAS PRUEBAS DE POWELL

Washington confía en poder convencerlos con las pruebas que el secretario de Estado, Colin Powell, presentará ante el Consejo el miércoles, para poner de relieve las violaciones iraquís de las resoluciones de la ONU. "Este enemigo no es un enemigo al que se puede disuadir, es un enemigo al que debemos destruir", declaró ayer Powell.