Para el presidente de EEUU, George Bush, las alianzas políticas se refuerzan a base de señales, y esta semana ha mandado dos muy claras sobre quiénes son sus destacados amigos en Europa tras un periodo en que solo Londres pareció le apoyaba. Si hace unos días agasajaba al presidente francés, Nicolas Sarkozy, ahora ha llegado el turno de la cancillera alemana, Angela Merkel, a la que recibió el viernes en su rancho de Crawford. Teherán marcó la agenda: si no hay cambios en la política iraní, serán necesarias nuevas sanciones.

Merkel trató de alimentar la paciencia de su homólogo para resolver la crisis con Teherán por la vía diplomática, pero también dejó claro que Berlín apoya una tercera ronda de sanciones contra Teherán, aprobadas en la ONU, si Irán continúa desarrollando su programa nuclear.