De forma abrupta y confirmando su problemática nominación, Bernard Kerik presentó el viernes a la Casa Blanca su renuncia a sustituir a Tom Ridge al frente del Departamento de Seguridad Interior, para cuyo cargo fue designado la semana pasada por George Bush. Como argumento, el antiguo responsable de la policía de Nueva York explicó que pudo haber contratado como empleada del hogar y canguro a una inmigrante en situación irregular en EEUU, que abandonó el país hace dos semanas.

Además, admitió que en el año en que la mujer trabajó para la familia, los Kerik no pagaron "algunos impuestos" relacionados con ese empleo en concreto. De haber sido confirmado por el Congreso, Kerik --que calificó ayer lo ocurrido de "estúpido error"-- habría supervisado las leyes migratorias.

La renuncia de Kerik, una apuesta personal del exalcalde de Nueva York Rudolph Giuliani respaldada por Bush, abre de nuevo la veda para la búsqueda de un candidato en la Casa Blanca, pero también evita lo que se prometía un complicado proceso de confirmación.

DUDAS DE SU CAPACIDAD Desde que fue nominado por Bush muchas informaciones han arrojado dudas sobre la capacidad de Kerik para el puesto, cuestionando si utilizó en su provecho su autoridad y si sus trabajos en el sector privado supusieron un conflicto de intereses cuando volvió a la actividad pública.

En los últimos tres años Kerik ganó millones de dólares por el trabajo realizado en la empresa de Giuliani y en una fábrica de armas que ha buscado contratos con el departamento que iba a ocupar ahora.