El impacto de la matanza de 24 civiles iraquís desarmados, entre ellos varias mujeres y niños, perpetrada el 19 de noviembre por marines estadounidenses en Haditha llegó ayer hasta la Casa Blanca. El presidente de EEUU, George Bush, aseguró que "quienes hayan violado la ley serán castigados", tratando de curarse en salud ante el que puede ser el crimen de guerra más grave perpetrado por las fuerzas estadounidenses en los tres años de guerra en Irak.

"Me preocupan los informes iniciales de la prensa", recalcó Bush. Según su portavoz, John Snow, fue a través de la prensa que el presidente tuvo conocimiento de la masacre. Snow informó de que una vez concluidas las investigaciones del Pentágono, se harán públicos "todos los detalles" de esta atrocidad perpetrada en Irak, dijo Snow. Con ello "tendremos una idea clara de lo que pasó", añadió.

Además de la investigación sobre Haditha, Bush tuvo también que prometer otra para Afganistán, tras el accidente de tráfico de un camión militar de EEUU, que el lunes desencadenó los peores disturbios en Kabul desde el derrocamiento de los talibanes, en el 2001.