Los republicanos, los estadounidenses y el mundo ya conocen las posturas de George Bush. Por eso, el pasado jueves, en su discurso de cierre de la convención republicana, el inquilino de la Casa Blanca utilizó ese hecho y se presentó como el mejor candidato para presidir de nuevo el país. "No me cansaré de defender América, cueste lo que cueste", dijo ante el entregado público que abarrotaba el Madison Square Garden.

Su discurso de una hora estuvo lleno de evocaciones del 11-S, retratos, promesas y propuestas genéricas de política interior. "Hemos liderado, muchos se han unido, y América y el mundo son más seguros", afirmó Bush, que en un agradecimiento a líderes que apoyaron la guerra no citó a José María Aznar.

Su filosofía, reiteró, es la del ataque preventivo. "Estamos en la ofensiva, golpeando a los terroristas fuera, para no tener que hacerlo en casa", dijo Bush, que atribuyó "los progresos" en Oriente Próximo a la "cuidadosa diplomacia" de EEUU y a "un claro propósito moral".