El presidente estadounidense, George Bush, y su homólogo ruso, Vladimir Putin, se reunieron ayer en el balneario ruso de Sochi, a orillas del Mar Negro, en una cumbre de dos días dedicada a limar los desacuerdos fundamentales sobre temas militares. Los dos líderes tienen previsto aprobar hoy un documento sobre "marcos estratégicos" de relaciones bilaterales. La firma de esa hoja de ruta tiene especial importancia porque este año se produce el relevo de los dos jefes de Estado. "No queremos que haya una pausa en las relaciones ruso-estadounidenses y, menos aún, un retroceso; queremos crear una buena base para el ulterior desarrollo de las relaciones", dijo Serguéi Prijodko, asesor en política internacional del mandatario ruso.

Putin abandonará el cargo el próximo 7 de mayo, cuando le relevará el presidente electo y su heredero político, Dimitri Medvédev, quien también se reunirá con Bush. Medvédev heredará varias diferencias acumuladas entre Moscú y Washington, incluido el desacuerdo sobre el sistema de la defensa antimisiles estadounidense, así como sobre el régimen de reducción de las armas estratégicas.