Rodeado de su plana mayor de Defensa y Seguridad, el presidente de EEUU, George Bush, revisó ayer los planes de guerra contra Irak, un apabullante despliegue de poderío que sólo en las primeras 48 horas desencadenará una tormenta de 3.000 bombas y misiles de precisión contra los puntos neurálgicos del régimen de Sadam Husein. "Las tropas están listas y, si el presidente da la orden, no hay duda alguna de que ganaremos", dijo el comandante de las fuerzas de EEUU en el golfo Pérsico, general Tommy Franks.

Bush comenzó la jornada informando a los líderes del Congreso de su calendario bélico. "El presidente no va a esperar indefinidamente y sospecho que está razonablemente cerca el fin de todo ésto", dijo el líder demócrata en el Senado, Tom Daschle, y añadió que "las posibilidades de resolver esta crisis pacíficamente son menores cada día".

PROXIMOS PASOS

El presidente convocó después al general Franks, a los secretarios de Defensa y de Estado, Donald Rumsfeld y Colin Powell, al subsecretario de Defensa, Paul Wolfowitz, al jefe del Alto Estado Mayor, general Richard Myers, y al director de la CIA, George Tenet, para estudiar la planificación diplomática y militar de los próximos pasos contra Irak. Según fuentes de la Casa Blanca, una de las opciones barajadas fue dar a Sadam un ultimátum, con un calendario muy corto, como prolegómeno del ataque. Bush podría emitir este ultimátum la semana que viene, tras el informe que presentará el viernes ante el Consejo de Seguridad el jefe de los inspectores, Hans Blix.

Las operaciones combinarán una formidable ofensiva aérea con asaltos terrestres fulminantes contra las defensas de Sadam, para impedirle que responda con sus armas más letales. El bombardeo inicial planeado contra Irak empleará 10 veces más municiones que las usadas en la guerra del Golfo de 1991, para acabar rápidamente con los palacios de Sadam, sus centros de mando, sus defensas aéreas y sus sistemas de lanzamiento de las armas que, según la Casa Blanca, aún tiene.

BOMBAS MAS LETALES

Además, las bombas serán mucho más precisas, ya que en 1991 sólo un 10% de las municiones empleadas eran guiadas por satélite o por láser, frente al 80% actual. Las mejoras permiten disparar cinco veces más bombas con el mismo número de aviones.

El general Franks evitó dar datos concretos, pero dejó claro que muchas de las víctimas serán civiles iraquís, puesto que "Sadam ha estacionado fuerzas militares en hospitales, mezquitas y otros centros de uso ciudadano".