El presidente de EEUU, George Bush, tendió ayer la mano a la oposición demócrata para curarse en salud ante "el gran enfrentamiento político" que desencadenará la vacante dejada en el Tribunal Supremo por la dimisión de la juez moderada Sandra Day O´Connor, como lo definió ayer el rotativo The New York Times . "Queremos trabajar con el Senado, consultar con los legisladores y escuchar sus puntos de vista", dijo el portavoz de la Casa Blanca, Scott McClellan.

Poco después de anunciarse la dimisión, el viernes, de la juez O´Connor, Bush se puso en contacto con destacados dirigentes demócratas, como el jefe de la minoría de este partido en el Senado, Harry Reid, y Patrick Leahy, el demócrata de mayor rango en el comité judicial del Senado, que será el primer filtro que deberá superar en su proceso de confirmación quien sea nombrado por el presidente candidato a suceder a la juez O´Connor.

PREVENIR EL BLOQUEO Estos gestos conciliadores de la Casa Blanca se orientan a prevenir el bloqueo, con tácticas dilatorias, del nuevo juez del Supremo que Bush elija, como ha sucedido ya con seis jueces que nombró para tribunales inferiores. "Si el presidente abusa de su poder y nombra a alguien que amenace con dar marcha atrás a los derechos y libertades, el pueblo estadounidense insistirá en que nos opongamos, y estamos dispuestos a hacerlo", advirtió el senador Edward Kennedy, una de las voces más liberales de la oposición.

Bush tiene escaso margen de maniobra, porque los grupos ultraconservadores y religiosos que respaldaron su llegada a la Casa Blanca le pasarán ahora factura en el tema nacional más importante: el equilibrio ideológico del Supremo, equivalente al Tribunal Constitucional. Lo que pase con la pena de muerte, el aborto, la libertad de expresión o el reparto de competencias entre estados y Gobierno federal, en una larga lista de temas de vital importancia, depende del alto tribunal, cuyos nueve magistrados son los principales árbitros del sistema político.

Desde hace 11 años, este tribunal ha estado dividido a partes iguales entre conservadores y liberales. El voto de la juez moderada-conservadora O´Connor otorgó la victoria a uno u otro bando. Por eso, ahora los grupos conservadores, con el apoyo de un Congreso de mayoría republicana y Bush en la Casa Blanca, ven una oportunidad única para nombrar un juez conservador que ancle la mayoría para este bando en las próximas décadas.

CAMBIAR EL RUMBO "La dimisión de un juez-bisagra en el Supremo es la oportunidad para cambiar la dirección del tribunal", confirmó ayer James C. Dobson, presidente del grupo conservador Foco en la Familia. "Para el presidente Bush, los senadores y los conservadores que los han elegido, ha llegado el momento de la verdad", añadió Richard Land, presidente de la conservadora Comisión sobre Etica y Libertades Religiosas,

En el otro lado, el presidente del grupo liberal Gente por el Modelo Americano, Ralph Neas, lanzó el hacha de guerra, anunciando una campaña de concienciación ciudadana financiada con 11 millones de dólares.

"Todo lo importante, por lo que hemos luchado, está en juego", recalcó. Otro tanto hizo la Organización Nacional de Mujeres, que ha mandado correos electrónicos a 800.000 de sus miembros para preparar la lucha en favor del aborto, uno de los temas que los demócratas esgrimirán para desbancar o abrir paso al candidato que nombre el presidente, entre los doce que está estudiando, según avanzó su portavoz. Bush presentará los nombres tras la cumbre del G-8 en Escocia.