Fue un viaje histórico, fugaz, sorprendente, oportuno y oportunista. El presidente de EEUU, George Bush, visitó ayer por sorpresa durante dos horas y media a 600 de los soldados de su Ejército desplegados en Bagdad. De este modo, Bush se convirtió en el primer ocupante de la Casa Blanca en visitar Irak y el primero en viajar al frente desde que Nixon pisó Vietnam en 1969.

El viaje, organizado para que el presidente celebrara el Día de Acción de Gracias con las tropas, fue un claro gesto para intentar subir la moral de los soldados, inmersos en una de las más mortales e inseguras posguerras, pero también para mejorar el apoyo popular a la misión en su propio país, ya que Irak se perfila como uno de los puntos negros para Bush en la campaña electoral en la que buscará la reelección.

SIN CENA EN EL RANCHO Prácticamente todo fue inesperado, en gran parte gracias a un plan secreto elaborado por los servicios de la Casa Blanca, preocupados por la seguridad.

Según los anuncios oficiales, Bush iba a pasar el día de Acción de Gracias en el rancho de Crawford con sus padres, sus hijas y su esposa, que fue informada del viaje el miércoles por la noche. Fue entonces cuando Bush abandonó Tejas en el Air Force One . La excusa dada para el viaje del avión era que se iba a realizar un trabajo de mantenimiento.

Sin embargo, en su interior, con las cortinas de las ventanillas bajadas y las luces oscurecidas, viajaba Bush, que llegó hasta la base de Andrews, en Maryland. Allí, después de que el Air Force One quedara asegurado en un hangar, el mandatario embarcó en un avión idéntico al presidencial. Le acompañaban, además de un grupo de ayudantes, cinco reporteros, cinco fotógrafos y un cámara, que cumplieron su promesa de no filtrar ninguna información sobre el viaje a Bagdad. Las primeras noticias no se ofrecieron hasta que el avión estaba ya de regreso a Estados Unidos.

Lo único que no se salió de lo predecible fueron las palabras que Bush dirigió a los cerca de 600 soldados de la Primera División de la Armada y de la 82 División de la Marina que se encontraban en el aeropuerto Internacional de Bagdad. "Estáis defendiendo al pueblo americano del peligro y estamos agradecidos (...) Estáis venciendo a los terroristas aquí en Irak de forma que no tengamos que enfrentarnos a ellos en nuestro propio país", aseguró Bush.

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IGUAL QUE SU PADRE El presidente, que aprovechó el viaje relámpago para encontrarse en Bagdad con cuatro miembros del Consejo de Gobierno iraquí nombrado por EEUU, también quiso subir la moral de las tropas, siguiendo el ejemplo del viaje que su padre realizó a las tropas en Arabia Saudí en 1990, en la primera guerra del golfo Pérsico. "No avanzamos miles de kilómetros en el corazón de Irak, no pagamos un amargo coste de víctimas, no vencimos a un cruel dictador y no liberamos a 25 millones de personas para retirarnos ante una banda de criminales y asesinos", dijo Bush entre ovaciones y aplausos.