El peligro terrorista que pende sobre EEUU, refrescado por el vídeo de Osama bin Laden, marcó ayer la frenética sucesión de mítines protagonizados por George Bush y su rival demócrata, el senador John Kerry. "Nosotros reforzaremos la seguridad de la nación", prometió Kerry tras acusar al presidente de haber dejado escapar al líder de Al Qaeda. Bush contratacó asegurando que su rival sólo ha mostrado "debilidad e inactividad" en los momentos de crisis.

"La persona que se siente en el Despacho Oval determinará el resultado de la guerra contra el terror", advirtió el presidente en Grand Rapids (Michigan).

"Yo dirigiré al mundo para luchar contra el terror de manera más inteligente, efectiva, firme y estratégica", aseguró Kerry en Appleton (Michigan). Sin pelos en la lengua, tildó de "vergonzoso" el intento de Bush de explotar políticamente la reaparición de Bin Laden y de intentar beneficiarse del temor que causa en la ciudadanía. El jefe de Al Qaeda "estaba acorralado en las montañas de Tora Bora", recalcó Kerry, y criticó a su rival por haber "dejado la tarea de capturarlo en manos de los señores de la guerra afganos, que una semana antes luchaban contra nosotros". "Fue equivocado sacar a nuestras fuerzas de Afganistán para apresurar la guerra de Irak", añadió.