El presidente francés, Jacques Chirac, acompañado de su homólogo argelino, Abdelaziz Buteflika, culminó ayer en Orán una histórica visita de Estado a Argelia con otro baño de multitudes como el que recibió hace tres días en Argel, capital del país. Centenares de miles de personas se echaron a la calle para aclamar al jefe del Estado de la antigua metrópoli, animados por la firme oposición de Francia a una resolución del Consejo de Seguridad de la ONU que abra la vía a una guerra contra Irak. Al término de la visita, Buteflika se pronunció a favor de que se conceda a Chirac el Premio Nobel de la Paz por ese motivo.

Cuarenta y un años después de la guerra de la Independencia, Francia y Argelia reafirmaron la voluntad de "estrechar lazos" entre los dos países. Esta visita de Chirac a tierra árabe le brindó además la posibilidad de reafirmar su posición en la crisis iraquí, actitud que justifica, en parte, el entusiasmo de los argelinos. Transformado en héroe internacional por haberse atrevido a "plantar cara" al presidente norteamericano, Georges Bush, Chirac representa para este país, prácticamente aniquilado por una guerra civil que aún no ha terminado, unas perspectivas de futuro que sus habitantes ni se atreven a soñar.

ACOGIDA TRIUNFAL

El fervor que la población de Orán, segunda ciudad del país, mostró hacia Chirac no tuvo nada que envidiar a la que le brindó la capital, Argel, el día de su llegada. Esta acogida triunfal fue especialmente emotiva para el presidente francés, que cuando era un joven oficial, hizo el servicio militar en la región durante la guerra de la independencia.

La primera visita de Estado de un presidente francés a Argelia después de la independencia de la colonia, en 1962, fue utilizada por Chirac para recordar "el deber de memoria de los dos países frente a una historia común de 132 años" que estableció, según él, "lazos pasionales" y "carnales" entre los dos pueblos.

En su discurso ante el Parlamento, Chirac reafirmó que no hay que "callar ni ocultar las páginas más sombrías de esta relación, especialmente durante la guerra (1954-1962)".

DE GAULLE

La víspera, Chirac apeló también a "la paz de los valientes", recordando el coraje del general Charles de Gaulle quien, contra la opinión de una mayoría de franceses, optó por la descolonización. Símbolo de la reconciliación, Chirac estrechó la mano de dos antiguos jefes de la lucha de liberación: Yusuf Saadi y Zohra Drif que le dieron la bienvenida como "hombre de paz" y elogiaron su posición en la crisis iraquí.

Chirac se comprometió, además, a ser "el mejor abogado" de Argel ante la UE y las instituciones financieras internacionales, en el apoyo a las reformas económicas que este país intenta llevar a cabo en medio de un tenso contexto social. Pero evitó cualquier referencia al respeto de los derechos humanos que deja mucho que desear en Argelia.