El tribunal de Amsterdam condenó ayer a cadena perpetua a Mohamed Bouyeri por el asesinato del cineasta Theo van Gogh, muy crítico con el islam, el 2 de noviembre del 2004. Bouyeri, un hijo de inmigrantes marroquís nacido en Holanda, se declaró culpable durante el juicio del asesinato, dijo que volvería a actuar "exactamente de la misma manera" y, cuando hace unos días habló por teléfono con su hermano, se burló: "Estos idiotas ni siquiera tienen la pena de muerte".

El juez Udo Sillem Bentinck consideró que el crimen fue perpetrado con una "intención terrorista" y siguiendo una "interpretación radical del islam". Por este motivo, el magistrado holandés argumentó que debía aplicarse la máxima pena para "proteger a la sociedad".