Seis días después de que el avión de su amigo y hombre fuerte, Juan Camilo Mouriño, cayera en plena capital, el presidente de México, Felipe Calderón, puso ayer al abogado Fernando Gómez Mont al frente de su Gobierno como secretario de Gobernación (ministro del Interior con funciones de primer ministro). Y en una clara expresión de los nuevos retos que afronta en su guerra contra las mafias del narcotráfico, Calderón le instruyó para que "fortalezca los mecanismos legales e institucionales que eviten cualquier tipo de intromisión del crimen organizado en el proceso electoral".

Las elecciones legislativas y estatales del año que viene se presentan como un quebradero de cabeza para el presidente, visiblemente tocado por la muerte de Mouriño. Los cárteles de la droga intentarán consolidar con cargos políticos los territorios que dominan. El conservador Partido Acción Nacional (PAN) pierde fuerza en las encuestas, en medio del resurgimiento de un Partido Revolucionario Institucional (PRI) que conserva en muchos estados sus mecanismos de movilización y gobierno.

El domingo, en el homenaje del PAN a Mouriño, Calderón comparó "la luz que irradiaba" su hombre de confianza con la apatía que muestra su partido. Exigió dejar atrás las "mezquindades, ruindades que atrapan a los panistas en pleitos, alejan al partido de los ciudadanos y los hacen perder las elecciones". Acusó a los críticos de Mouriño de "pontificar desde el pedestal de mármol de los imbéciles".

Ayer, el presidente encargó el timón del Gobierno a un experto en derecho penal y procesos electorales, proveniente de una familia de abolengo panista. Fernando Gómez Mont dijo que seguirá "la pauta que marcó el licenciado Juan Camilo Mouriño": el diálogo para avanzar en las reformas legislativas necesarias, desde "seguridad y justicia", hasta "gobernabilidad", pasando por el crecimiento económico y el combate a la pobreza.