Dispuesto a consolidar una imagen de firmeza, cumplir sus promesas de seguridad y ofrecer un país seguro para la inversión extranjera, el presidente de México, Felipe Calderón, llega hoy a los 40 días de mandato enfrascado en una gran ofensiva contra el narcotráfico en los estados más violentos del país.

Miles de soldados, marinos y policías peinan las calles de la ciudad fronteriza de Tijuana en una operación que se inició en el estado de Michoacán y que se extenderá a Sinaloa y Guerrero. El presidente se tocó con gorra militar para esgrimir el "éxito" de las primeras operaciones castrenses en Michoacán y Tijuana, y asegurar que con ellas reducirá el elevado índice de criminalidad. En el 2006 se registraron más de 2.000 ejecuciones de narcotraficantes; en los últimos seis años fueron más de 9.000.