Los organizadores del primer debate electoral que se celebró ayer en California tenían inicialmente previsto dejar una silla vacía en el escenario. Finalmente no lo hicieron, pero el vacío seguía ahí.

Arnold Schwarzenegger, el candidato republicano con más posibilidades de imponerse el 7 de octubre en las urnas si triunfa la destitución popular del actual gobernador, el demócrata Gray Davis, se negó a participar.

La decisión no sólo dio armas a los demócratas, que pudieron ahondar en la llaga de la falta de propuestas concretas por la que, hasta el momento, sangra el actor. También permitió que dos de los candidatos de su propio partido, el senador estatal Tom McClintock y el empresario Peter Ueberroth, avancen en su carrera. Y es precisamente la división del voto lo que más temen los republicanos, que ante esa perspectiva han hecho hasta ahora de tripas corazón.

LAS ENCUESTAS

A los más conservadores del partido conservador, como el miembro de la asamblea estatal Ray Haynes, el corazón les pedía apoyar a McClintock, el hombre que entre otros méritos cuenta con el de haber esponsorizado la ley que aprobó la inyección letal en California. Pero la mente política no late al mismo ritmo. Y, en la fría racionalidad del triunfo, las encuestas no engañan: por detrás del candidato demócrata Cruz Bustamante, favorito en los sondeos, va a mucha distancia de cualquier otro republicano Arnold Schwarzenegger.

Darrel Issa, el hombre que financió la campaña para obligar al actual gobernador a volver a las urnas, se retiró para no ayudar a esa división de voto. Bill Simon, otro empresario que ya se midió en la última convocatoria electoral con Davis, tomó la misma opción. Y republicanos de toda condición, superando el trago de tener que apoyar a un hombre que choca en sus ideas sobre aborto, derechos de homosexuales y regulación de armas, entre otros temas, se unieron con una idea. Así la resumía ayer en The Washington Post John Herrington, antiguo presidente de los republicanos de California: "Quieren ganar. Están cansados de apoyar a perdedores".

Sin embargo, Schwarzenegger fue llamado desde el conservadurismo religioso a disculparse por el comportamiento "pagano y bárbaro" que confesó en una entrevista de 1977 que ha salido ahora a la luz. En ella, relataba una vida de sexo en grupo y consumo de alcohol y drogas. Pero, sobre todo, Schwarzenegger ha hablado casi tan poco como en sus películas para referirse a políticas fiscales. Y, para colmo, cuando habló lo hizo forzado por una intervención del fichaje estrella de su equipo, el multimillonario Warren Buffett.

ORIGEN DE LA CRISIS

El empresario criticó la resolución aprobada popularmente en un referendo en 1978, en la que se limitaban las subidas en los impuestos de la propiedad, una decisión que muchos ven como raíz de la actual crisis económica de California, un estado agobiado por un déficit de 35.024 millones de euros (5,8 billones de pesetas). Schwarzenegger aseguró apostar por fórmulas para superar el déficit que no pasen por la subida de impuestos. No explicó cuáles serán.

El debate de ayer --en el que participaron cinco candidatos-- era una oportunidad para que el yerno de los Kennedy aclarara dudas. Fue una oportunidad perdida. Schwarzenegger sólo confirmó su intervención en un encuentro similar organizado por la Asociación de Televisiones de California, el próximo día 17, en el que los candidatos tendrán las preguntas por adelantado.