A los 59 años, Juan Manuel Santos termina por coronar el camino que la elite colombiana imagina para sus hijos lanzados a la política: llegar a la cima del poder e inscribir el nombre de un linaje. Para los Santos eso no representa en rigor una novedad. Eduardo Santos Montejo, tío abuelo del candidato del Partido de la U, ya fue presidente.

El vicepresidente saliente colombiano, Francisco Santos, es a la vez su primo. Pero hablar de santismo remite en Colombia a una corriente que excede la influencia en el aparato del Estado.

La familia del hombre que aspira a continuar la obra de Alvaro Uribe ha sido dueña de El Tiempo cuando la voz de ese diario tenía un peso casi tutelar. Juan Manuel Santos llegó a ser su subdirector. Ya había adquirido notoriedad a los 24 años como delegado de la Federación de Cafeteros.

Este economista casado con Clementina Rodríguez y padre de tres hijos se formó en el liberalismo colombiano. Pero si algo lo ha distinguido es su estilo pragmático. "Sabe conciliar cuando toca conciliar, pero también sabe pelear cuando toca pelear. Para él la política es el arte de lo posible", lo definió la revista Semana. Durante la campaña, su contrincante Antanas Mokus lo calificó de "camaleón".

La combinación de un dote natural para el poder y la legitimidad de origen que le otorgaba el apellido lo llevó pronto a ocupar ministerios y otros cargos de relevancia en Gobiernos de distinta procedencia ideológica.