El Foro Social Mundial quiere hacer oír su voz en la próxima cumbre de la ONU sobre el cambio climático, que se realizará en Copenhague. "La lucha por la justicia climática y la justicia social es la misma. Es una lucha por los territorios, los derechos indígenas y la distribución justa de la riqueza", aseguraron diversas oenegés.

A diferencia de las reuniones precedentes del FSM en Brasil, la India y Venezuela, la de Belém puso un fuerte acento en las denuncias sobre lo que pasa en el llamado "pulmón del planeta". Cándido Grzybowski, un organizador del Foro, llamó a encontrar una agenda común que luche contra la "destrucción predatoria" que se hace "en nombre del desarrollo" y "el conservacionismo excluyente que no tiene en cuenta" a los pueblos originarios de la región.

Cerca de 2.000 indígenas fueron invitados al Foro Social Mundial. También comparecieron numerosas comunidades amazónicas, a menudo aisladas y sin interlocutores. Con arcos y flechas y sus rostros tiznados, los caciques del valle del Javari, en la frontera entre Brasil, Colombia y Perú, denunciaron que se están muriendo de hepatitis y malaria y que el Gobierno de Lula, que gastó 39 millones de euros en organizar el FSM, "no hace nada" frente al desastre.