Los británicos podrían decidir en referendo la reforma del sistema electoral la próxima primavera. El primer ministro, el conservador David Cameron, pondrá en marcha el mecanismo que debería desembocar en un cambio del actual sistema de voto. De esta forma, se cumpliría la principal condición que puso Nick Clegg, el líder los liberaldemócratas, para formar parte del actual Gobierno de coalición. La consulta tendría lugar muy probablemente el 5 de mayo del próximo año, una fecha que coincide con la de elecciones locales y autonómicas en Inglaterra, Escocia y Gales. La propuesta deberá ser confirmada en el Consejo de Ministros del próximo martes, donde se fijarán los términos de la reforma. Un portavoz de Cameron recordó ayer que el referendo es "un asunto fundamental para el programa de la coalición de Gobierno".

La cita en las urnas solo podrá celebrarse, sin embargo, si la modificación es previamente aprobada por el Parlamento, algo que va a ser extremadamente difícil. La inmensa mayoría de los diputados conservadores se oponen al cambio, empezando por el propio Cameron, quien ya ha anunciado que hará campaña en contra. Lo mismo ocurre con los laboristas, dispuestos a castigar a los liberaldemócratas por haber aceptado participar en el actual Gabinete británico y asumir sin rechistar buena parte del programa de los tories.

El actual sistema, en el que es elegido directamente el candidato más votado de cada circunscripción, beneficia a las dos principales formaciones políticas, que perderían esa ventaja de aprobarse el sistema de voto alternativo, favorable a terceros partidos más pequeños.

Se calcula que los conservadores tendrían hasta 20 escaños menos si en las últimas elecciones generales se hubiera aplicado esta fórmula, que consiste en que los electores clasifiquen a los candidatos por orden de preferencia. Si ninguno de ellos supera el 50% de los votos como primera opción, se tiene en cuenta la segunda, y así hasta que alguno alcance esa cifra. Los liberales preferirían un sistema proporcional más puro, conocido como la transferencia simple de voto, pero incluso un cambio menos drástico, como el propuesto, ya supondría para ellos un avance sustancial.

NUEVO MAPA La reforma estaría vinculada a la redistribución del tamaño de algunos de los distritos electorales, algo que llevan persiguiendo con insistencia los conservadores pero a lo que se niegan en redondo los laboristas. Si los votantes aprobaran en referendo el cambio del sistema de voto, la medida no se aplicaría hasta que se completase la revisión del tamaño de los distritos.

El anuncio del referendo será un espaldarazo para la reputación política de Clegg, cuyo prestigio se ha visto seriamente comprometido las últimas semanas. La aceptación de la subida del IVA --contra la que los liberaldemócratas hicieron campaña--, el recorte de las ayudas familiares y el plan para fijar cuotas de inmigración han despertado muchas críticas contra Clegg dentro de su propio partido.