Si los primeros sondeos a pie de urna se confirman, el dirigente tory David Cameron será el nuevo primer ministro británico, marcando así el retorno de los conservadores al poder, después de 13 años en la oposición. La encuesta divulgada anoche por las cadenas de televisión BBC, ITV y Sky News, poco después del cierre de los colegios electorales, a las 11 de la noche hora española, otorgaba a los conservadores 307 escaños, 255 para los laboristas y 59 para los liberales. Otros partidos se repartían 29 escaños más. Cameron habría sido el más votado, pero no alcanzaría mayoría absoluta. El Reino Unido tendrá un Parlamento "colgado", una situación que no vivía el país desde 1974. El escrutinio, que seguía esta mañana, revelará la asignación de 649 de los 650 escaños (533 ingleses, 59 escoceses, 40 galeses y 18 norirlandeses), que tendrá el nuevo Parlamento.

APLAZAMIENTO POR MUERTE Una elección, en el distrito de Thrisk and Malton, en el noreste de Inglaterra, ha quedado aplazada tras la muerte de uno de los candidatos. La operación de recuento de votos en Inglaterra y Gales contaba esta vez con la ayuda de 50.000 funcionarios locales extra para agilizar un proceso que en el Reino Unido se realiza muy lentamente, a lo largo de toda la noche. Un puñado de circunscripciones, 22 en total, han decidido aplazar el recuento hasta esta mañana.

Del reparto de esos escaños dependerá el margen de maniobra de Cameron y la necesidad de buscar aliados y pactos, quizás con partidos pequeños, como los unionistas de Irlanda del Norte. Si la derrota se confirma, lo más probable es que Gordon Brown presente su renuncia como líder del partido laborista. Varias figuras de la nueva generación podrían ocupar un puesto, para el que ya se perfila como favorito el hasta ahora ministro de Exteriores, David Miliband. En cuanto al hombre que dio un vuelco a la campaña y ha revitalizado la política británica, Nick Clegg, su esfuerzo se ha traducido en el mejor resultado electoral logrado por los liberales, pero la Cleggmanía no habrá conseguido romper la estructura bipartidista, que solo una reforma electoral puede forzar. Los tres candidatos pasaron la jornada en sus respectivas circunscripciones, donde ya habían votado por la mañana, antes de retornar de madrugada a Londres.

La enorme expectación que despertaron estas elecciones se ha reflejado en una participación al parecer excepcionalmente alta. Cerca de 500.000 británicos, que no figuraban en el censo electoral, se habían registrado en esta ocasión para poder votar por primera vez.

EL TIRON DE CLEGG Muchos de ellos son jóvenes, seducidos por el tirón de Clegg tras el primer debate en televisión. En total fueron 44 millones de británicos los convocados para depositar su papeleta en alguno de los 50.000 colegios electorales repartidos por todo el país. Las urnas se habían instalado en escuelas, centros sociales, polideportivos o en lugares más heterodoxos como supermercados, una modesta caravana en Nottingham, una peluquería en Dorset, una gasolinera en Chichester y varios pubs. El único incidente destacado fue el accidente sufrido por el eurodiputado Nigel Farage, del Partido para la Independencia del Reino Unido, cuando se estrelló la avioneta en la que iba, quedando él y el piloto heridos.