Un suicida hizo estallar un camión bomba en un mercado del centro de Bagdad y mató ayer a al menos 135 civiles, mientras que más de 300 resultaron heridos. El atentado, el más sangriento producido por una sola explosión desde que estalló la guerra en Irak hace casi cuatro años, tuvo lugar en el barrio de Sadriyah, en el que conviven sunís, chiís y kurdos. Horas antes, en la rica ciudad petrolífera de Kirkuk, en el norte del país, estallaron al menos siete coches bomba más. Hubo cuatro muertos y cerca de 40 heridos.

El suicida accionó la potente carga explosiva poco antes de las cinco de la tarde, cuando el mercado estaba abarrotado de gente antes de que entrara en vigor el toque de queda que recluye cada día a la población de Bagdad en sus casas. Según la policía, el camión llevaba una tonelada de explosivos camuflados entre cajas de verduras.

TERRORISTAS DE SIRIA Las fuerzas de seguridad acordonaron la zona para facilitar el traslado de los heridos a los hospitales más cercanos, que pronto se vieron desbordados. Los mercados son uno de los blancos predilectos de los terroristas, que buscan causar el mayor número de muertos entre la población civil. El pasado 22 de enero, el ataque al mercado chií de Bab al Sharqi, no lejos del barrio de Sadriyah, mató a 88 personas.

El portavoz del Gobierno iraquí, Ali al Dabagh, aseguró ayer a una televisión local que el 50% de los atentados en Irak son cometidos "por extremistas sunís que vienen de Siria. Tenemos pruebas y las hemos mostrado a nuestros hermanos sirios". Estos ataques se producen cuando las fuerzas de seguridad iraquís y de EEUU se preparan para lanzar una gran operación militar en Bagdad, con el fin de limpiar la capital de grupos armados sunís y de milicias chiís. En esta operación participarán parte de los 21.000 soldados de refuerzo que el presidente de EEUU, George Bush, ordenó recientemente enviar al país árabe.

MENSAJE DE AL QAEDA Ante la inminente puesta en marcha del plan, el líder de Al Qaeda en Irak, Abú Omar al Bagdadi, emitió ayer una mensaje en el que sugería a sus seguidores que centren sus operaciones fuera de la capital. Por su lado, el gran ayatolá Ali al Sistani, máxima autoridad religiosa de los shiís iraquís, realizó ayer un llamamiento a la unidad a todos los iraquís y pidió que se ponga fin a la guerra que mantienen desde hace un año insurgentes sunís y milicias chiís.

Mientras, las explosiones en la ciudad petrolífera de Kirkuk, que los kurdos aspiran integrar a su región autónoma, se sucedieron a lo largo de dos horas. El pánico hizo que la población se recluyera en sus casas y las tiendas cerraran. Las autoridades decretaron el toque de queda.

También se decretó el toque de queda en la ciudad de Mosul, la tercera más importante del país árabe, donde ayer se libraron duros combates en varios barrios de la ciudad.