Con los sondeos al rojo vivo y el pronóstico electoral más ajustado de los últimos 20 años, los tres principales candidatos británicos se enfrentan esta noche en el tercer y último debate en televisión. La BBC ha organizado el encuentro sobre asuntos económicos en la ciudad inglesa de Birmingham entre el conservador David Cameron, el laborista Gordon Brown y el liberal demócrata Nick Clegg. Los debates han sido la gran primicia. Han conseguido darle la vuelta a la confrontación, que arrancó con dos competidores y ahora está en ceñida pelea entre tres contendientes.

Las encuestas publicadas ayer confirmaban la carencia de mayoría absoluta. En la del diario The Times los conservadores (36%) aumentan la distancia con respecto a los liberaldemócratas (28%) y los laboristas (27%). Esa ventaja era menor en el sondeo de The Sun con conservadores (33%), laboristas (29%) y liberaldemócratas (29%) en tercera posición. El jefe de los liberales, Nick Clegg, cada vez más afianzado, no ha dudado en proclamar que la carrera "es ahora entre dos caballos, entre el partido conservador y los liberales".

La economía es el asunto que más preocupa ahora mismo a los británicos, pero los tres partidos han sido acusados de ocultar a los electores el plan de ajuste que deberán llevar a cabo si llegan al poder. Los ciudadanos no quieren ver recortados los presupuestos de los servicios públicos y que además suban los impuestos. Los líderes no están dispuestos a arriesgar ni uno solo de los votos, y guardan silencio.

AJUSTES DUROS El Instituto de Estudios Fiscales, sin embargo, ha avanzado que las decisiones serán dolorosas y de envergadura. La propuesta que han presentado los tories implica el mayor ajuste desde la segunda guerra mundial y la de los laboristas y los liberaldemócratas recuerda a la de los años 70. El responsable de finanzas de los liberales, Vince Cable, ha advertido del riesgo de que el Reino Unido se deslice en una crisis financiera al estilo de Grecia si el próximo Gobierno no toma drásticas medidas.

El debate de esta noche es la última oportunidad de Cameron de tratar de atrapar la mayoría suficiente que necesita para gobernar. Para Clegg es el momento de asegurar que su irresistible fama de última hora se transforma realmente en votos. Brown parece irremediablemente hundido y la desmoralización de los laboristas es absoluta.

Los británicos estarán en todo caso pegados al televisor. Las elecciones han despertado un inusitado interés, pues las ventas de los programas de los partidos se han disparado. La cadena de librerías Waterstone ha contabilizado un aumento de ventas del 160% con respecto al 2005.