Tenían razón los que decían que los ataques del jueves y de ayer por la mañana eran sólo un aperitivo. Y es que los bombardeos de verdad comenzaron ayer por la noche, cuando una columna de bombarderos B-52 descargaron sobre el núcleo urbano de Bagdad un auténtico diluvio de fuego. Según las primeras informaciones, imposibles de confirmar, la mayoría de los misiles fueron lanzados contra cuatro palacios del presidente Sadam Husein y contra una veintena de edificios gubernamentales en el Karj, que es como se denomina la parte de Bagdad situada en la orilla occidental del Tigris, el río que parte en dos la capital iraquí.

El ataque masivo se inició a las 21.15 horas, media hora después de que saltaran las alarmas antiaéreas. Desde ese momento y durante varias horas, los habitantes de Bagdad tuvieron la impresión de encontrarse atrapados en medio del apocalipsis. En varias oleadas de ataques, separados por intervalos que iban desde los cinco minutos hasta la media hora, los misiles caían sin interrupción, desatando explosiones que elevaban hacia el cielo impresionantes champiñones de fuego y que hicieron temblar todos los edificios de la ciudad.

VUELO RASO

La mayoría de misiles fueron arrojados en el Karj, mientras que en Rusafa, la mitad de la ciudad situada al este del Tigris, apenas de registraron un par de explosiones. En varias ocasiones, pudieron escucharse aviones de combate volando muy bajo sobre el cielo de Bagdad. El comandante del portaviones USS Kitty Hawk , el contralmirante Matthew Moffit, informó de que 320 misiles de crucero fueron lanzados ayer contra la capital iraquí y sus alrededores.

Fue atacado el principal palacio de Sadam Husein, el Palacio de la República, situado a las orillas del Tigris y muy cerca del centro de la ciudad. Enormes bolas de fuego y espesas columnas de humo eran visibles en todo el perímetro del complejo presidencial. Además, se apuntó la posibilidad de que la oficina del jefe del Consejo de Ministros también hubiera sido atacada.

Testigos presenciales contactados por teléfono aseguraron que varios misiles habían caído cerca del barrio del Amiria, en dirección al aeropuerto, en una zona donde el presidente iraquí tiene un complejo formado por tres palacios. En el barrio de Raduania, que también alberga un palacio, cayeron otros dos misiles.

La otra zona más machacada por la aviación estadounidense fue el distrito gubernamental, enclavado en la orilla oeste del Tigris. Desde el hotel Palestina, donde residen los periodistas, se podía ver todo ese distrito cuajado de enormes columnas de humo que tapaban el horizonte.

AMBULANCIAS EN LAS PAUSAS

Tan pronto como se producía una pausa en los bombardeos, la noche bagdadí se llenaba con los ruidos de las sirenas de las ambulancias que recorrían la ciudad para socorrer a los heridos.

"Ahora ha empezado la verdadera guerra por parte de Irak", clamó el ministro de Defensa iraquí, Sultan Hachem Ahmed. Otras fuentes gubernamentales desmintieron que haya habido 600 rendiciones por todo el país.

La relativa baja intensidad de los bombardeos del miércoles y del jueves había hecho que los iraquís cogieran confianza y que Bagdad volviera al mundo de los vivos. A la capital iraquí le bastó una noche de sueño tranquilo para transformarse. Ayer por las mañana, las mismas avenidas y plazas que los dos días anteriores estaban vacías volvieron a llenarse de gente y muchos comercios, panaderías, colmados y restaurantes reabrieron sus puertas.

Bagdad se iluminó con el griterío de criaturas que jugaban a fútbol en la calle. Por la tarde, como cualquier otro viernes, el día festivo en Irak, los hombres volvieron a las cafeterías y las casas de té para reunirse con sus amistades y jugar al dominó. Horas más tarde, llegó la hecatombe.