Carola Rackete, capitana del Sea Watch, nave de una oenegé alemana, quedó libre sin cargos el martes y fue trasladada a un lugar secreto por las amenazas existentes. Rackete permanecía en régimen de arresto domiciliario desde el sábado, bajo la acusación de haber puesto en peligro una lancha, que no era militar como se dijo, sino de la Policía de aduanas. La jueza para las diligencias previas excluye el delito de resistencia y violencia a una nave de guerra y justifica que la resistencia a un oficial público fue debido a que la capitana actuó «para cumplir con su deber», es decir salvar vidas humanas en el mar. La resolución añade que la decisión de desembarcar a 42 inmigrantes en Lampedusa no fue casual, sino porque era el «puerto seguro» -así reza la ley de salvamento en el mar- más cercano a la nave.

Entrando sin permiso y con una prohibición explícita en el puerto de la isla de Lampedusa, con 42 inmigrantes a bordo que desde hacía 17 días no podían desembarcar por orden del ministro del Interior, Matteo Salvini, «actuó para salvar a los emigrantes», reza el auto. Por esta razón los cargos sobre el supuesto delito contra una lancha policial han sido desestimados. La lancha en cuestión intentaba impedir que el buque humanitario pudiera atracar en el muelle de la isla, una estratagema que el tribunal no ha apoyado.

ORDEN SUSPENDIDA / Salvini anunció la expulsión inmediata de la joven de 31 años, pero la orden no se podrá aplicar, ya que el próximo 9 de julio Rackete deberá presentarse de nuevo ante el juez para responder del segundo delito del que es acusada: favorecer la inmigración clandestina. Una norma aprobada en su día por el Gobierno de centroderecha presidido por Silvio Berlusconi, que no existe en ningún otro país europeo y que en Italia podría ser impugnada como anticonstitucional, ya que contradice todos los tratados internacionales sobre migraciones que Roma ha firmado y que tienen un valor superior a las leyes nacionales. La orden no podrá aplicarse al menos hasta el día 9.

QUEJAS DE SALVINI / Un portavoz de la oenegé alemana informó de que la capitana fue trasladada a un lugar secreto «porque había algunas amenazas generales contra Carola».

Salvini está que trina por la sentencia y comentó que se trata de «una pésima señal». «Si un juez no aplica las leyes, puede siempre abandonar la toga y meterse en política con la izquierda y cambiar las leyes», expuso.

El dirigente dijo que «la fiesta se ha terminado», subrayando que «Italia ha vuelto a levantar la cabeza». «Estamos orgullosos de defender nuestro país y de ser diferentes a otros pequeños líderes europeos que piensan que nos pueden tratar todavía como una colonia suya», zanjó.

Una lancha de Open Arms, similar a las que acompañan a los barcos de rescate de inmigrantes, desembarcó ayer en el Parlamento Europeo para protestar por la criminalización de las actividades de esta oenegé. La acción se realizó para protestar por los «ataques» que sufren estas organizaciones por parte de los gobiernos afectados.