EL EXMANDATARIO ecuatoriano, que ingresó el viernes por la noche en una prisión de Quito tras regresar al país al cabo de seis meses en el exilio, tendrá que afrontar una oleada de denuncias por parte de sus detractores, que lo quieren mantener en la cárcel. Su regreso agitó el tenso ambiente político y la amenaza de denunciar a sus enemigos políticos puso en alerta a estos últimos. EFE