Los guardianes soviéticos impusieron a Rudolf Hess una cruel disciplina y jamás permitieron una relajación del régimen carcelario del criminal nazi. Ni la edad del recluso, que pasó en prisión 42 años de su vida, ni los llamamientos a la clemencia de las otras potencias vencedoras de la segunda guerra mundial ablandaron a los soviéticos.

Los documentos oficiales desclasificados esta semana por el Gobierno del Reino Unido ofrecen por primera vez información sobre la situación en la célebre cárcel berlinesa de Spandau durante los 21 años en que el lugarteniente de Adolf Hitler fue el único preso.

En los papeles consta que los dos máximos responsables soviéticos le sometían a pequeños tormentos cotidianos, como la retirada de las gafas a las 10 de la noche, para que no pudiera seguir leyendo. No le dejaron usar calcetines ni se autorizó a reparar su celda. Los carceleros destruyeron cada libro de notas que el nazi escribía.