El reto es mayúsculo. Lograr una vacuna que proteja del covid-19 en poco más de un año cuando la media de una investigación de estas características es de una década. En juego están la vida de millones de personas, la prosperidad económica y social y el prestigio internacional. La carrera está en marcha y EEUU, China, Europa y Rusia son, hoy por hoy, los principales contrincantes.

ESTADOS UNIDOS / LAS PRISAS DE UN PRESIDENTE CON ELECCIONES

A la hora de bautizar como Operación velocidad warp el esfuerzo para conseguir una vacuna contra el covid-19, la Casa Blanca ha acudido a un concepto de ciencia ficción de Star Trek e Isaac Asimov, un sistema que permite moverse más rápido que la velocidad de la luz. Como demuestra la carrera mundial por esa vacuna, Donald Trump no es el único que tiene prisa, pero en su caso la premura está incrementada por una cita con las urnas el 3 de noviembre en la que su hasta ahora nefasta gestión de la pandemia pende como una políticamente letal espada de Damocles.

La operación se lanzó a principios de abril pero fue a mediados de mayo cuando Trump hizo el anuncio oficial del proyecto, una iniciativa público-privada que el Congreso ha dotado con 10.000 millones de dólares. Hasta este mes, ocho compañías han recibido financiación para desarrollar sus vacunas, un trabajo que, según denuncias de Washington, ya ha sido objeto de ciberespionaje por parte de China, Rusia o Irán.

Algunos de los pasos de la operación han sido aplaudidos, como el hecho de que la planificación se haya encomendado a expertos de sanidad y de la industria en lugar de a políticos, pero hay también varios elementos que despiertan preocupación. Se urge a desarrollar cuanto antes una campaña de vacunación que, se advierte, "si se diseña y ejecuta mal podría minar el cada vez más tenue creencia en vacunas y en las autoridades que las recomiendan, especialmente entre la gente más en riesgo de impacto". En una encuesta reciente solo el 50% dijo que se pondría la vacuna. Y la desconfianza es especialmente intensa entre comunidades como la negra, precisamente una de las más afectadas por la pandemia.

Las críticas incluyen además denuncias de expertos de que el tema "se está manejando como un arma secreta" y alertas sobre las previsiones excesivamente optimistas de un calendario "nada realista", especialmente viniendo de una Administración que frecuentemente ha rechazado la ciencia. El presidente, hasta que llegó a la Casa Blanca, alentó conspiraciones antivacunas y presumía de no haberse puesto una vacuna de la gripe y cuya respuesta a esta pandemia ya ha alimentado la desconfianza.

Hay también un fuerte rechazo a las presiones de velocidad para conseguir noticias positivas sobre la potencial efectividad de una vacuna antes de las elecciones. "La preocupación no es que Trump pueda subir un par de puntos en las encuestas sino que podríamos cometer un error catastrófico", ha declarado a Politico John Moore, profesor de inmunología en Weill Cornell, para añadir: "Cualquier cosa en octubre va a ser politizada. Y lo último que necesita esta pandemia es más politización". / (IDOYA NOAIN)

CHINA / EN BUSCA DEL GRAN SALTO ADELANTE

A los científicos chinos se les presupone la misma motivación altruista de sus colegas globales por encontrar urgentemente la cura a una pandemia que ya ha matado a medio millón de personas. El resto de consideraciones que empujan a China son secundarias. Lo es el prestigio: China ya lidera el sector del 5G que modelará el futuro, esta semana enviaba una sonda a Marte y la victoria en la carrera por la vacuna daría el sello de calidad a su industria biotecnológica. No sería un éxito menor para un sector que hasta hace pocos años coleccionaba escándalos y carecía de talento para competir con los gigantes occidentales.

También es secundaria la reputación. China ha luchado con eficacia contra el virus en sus fronteras y enviado material sanitario y médicos a un mundo devastado. Con la vacuna podría presentarse como la salvadora de la pandemia que nació en sus mercados. Pekín ha aclarado que será "un regalo para el mundo" y que asegurará el suministro a los países subdesarrollados para evitar que se repitan aquellos acaparamientos de las primeras potencias durante las pandemias de la gripe aviar de 2007 y la porcina de 2009. El mensaje pretende subrayar su compromiso global como potencia responsable frente al egoísmo estadounidense.

La confluencia de razones explica que no haya ahorrado en medios. El desenlace del maratón es una incógnita pero por ahora va por delante: ocho de las 19 vacunas que en julio habían entrado en las pruebas con humanos eran chinas y a principios de mes había completado el gigantesco laboratorio en Wuhan que podrá producir un centenar de millones de dosis diarias. Pronostica China que tendrá lista la vacuna a finales de este año cuando la OMS no la ve factible antes del próximo. La urgencia la ha empujado a aligerar los protocolos y, como otros países, permitir que se solaparan las dos primeras fases.

Pekín cuenta con sus habituales e imbatibles sinergias de los medios públicos y privados. Lo ejemplifica Cansino, una de las más adelantadas: la compañía fue creada una década atrás por científicos chinos que, cuando trabajaban en Canadá para multinacionales occidentales, intuyeron el filón en su país y regresaron. En la búsqueda de la vacuna se han aliado con la Academia de Ciencias Médicas Militares, bajo el paraguas del Ejército. La investigación conjunta está dirigida por la viróloga Chen Wei, conocida como la Terminator de los virus por sus logros contra el ébola, y que suele aparecer en las entrevistas con su uniforme de teniente general. "La vacuna es el arma más poderosa para acabar con el coronavirus", afirmó meses atrás.

UNIÓN EUROPEA / RAPIDEZ SIN MERMAR LA SEGURIDAD

Rapidez con seguridad. La estrategia común de los 27 estados miembros de la UE para lograr la vacuna contra el covid-19 se centra, básicamente, en dos pilares: la aportación económica y la agilización de los procesos de desarrollo y autorización dada la urgencia de la situación. Lo que la Comisión Europea ha dejado claro es que bajo ningún concepto se sacrificará la seguridad y la eficacia en aras de ganar tiempo.

Otro aspecto fundamental es garantizar que, una vez conseguida, se disponga de las dosis suficientes para la ciudadanía comunitaria que lo necesite. La Comisión Europea se ha puesto en contacto con empresas para plantearles una acción conjunta a nivel comunitario. A cambio del derecho a comprar un número determinado de vacunas en un tiempo y precio establecidos, financia parte de los costes iniciales. Para poder llevar a cabo esta operación, Bruselas dispone de la partida del Instrumento para Prestación de Ayuda Urgente dotado con un total de 27.000 millones de euros. Las ayudas están consideradas como pago inicial de las vacunas que serán compradas. Las compañías también pueden obtener apoyo económico a través de los créditos del Banco de Inversión Europeo. El soporte económico pretender dotar a las empresas de músculo para acelerar la investigación y producción.

Todas las empresas que están desarrollando la vacuna, en el estadio de ensayo clínico, pueden ponerse en contacto con la Comisión Europea que, dotada de un equipo de dirección, establecerá quién cumple los requisitos para las ayudas. Solvencia del planteamiento científico y tecnológico usado, rapidez y posibilidad de servir suficientes dosis entre el 2020 y el 2021, costes y riesgos compartidos y cobertura de responsabilidad requeridos son los criterios que se están teniendo en cuenta a la hora de conceder las ayudas.

Otra de las cuestiones en las que hace hincapié la Comisión Europea es la de la responsabilidad global a la hora de compartir el hallazgo de la vacuna, de producirse, y, en este sentido, se aviene a explorar conjuntamente con socios internacionales para hacer frente común en beneficio propio y para atender las necesidades de países menos desarrollados sin capacidad económica para sumarse a la carrera por la vacuna./ (MONTSE MARTÍNEZ)

RUSIA / ACUSACIONES DE PIRATEO

Rusia considera que la epidemia de coronavirus constituye una oportunidad para romper el aislamiento internacional al que ha sido sometida desde la anexión de Crimea en el 2014. En la fase más crítica de la crisis sanitaria, ha enviado ayuda médica a países como Italia, mientras algunos de sus representantes parlamentarios presionaban a los diferentes gobiernos de la UE para replantearse o aliviar las sanciones decretadas contra Moscú. Ahora, está inmersa en la carrera para lograr una vacuna, acelerando los experimentos con el fin de tener un tratamiento disponible antes de fin de año, consciente del prestigio internacional que adquirirá el primer país que logre desarrollar una sustancia que inmunice contra el virus.

Denis Logunov, vicedirector del Centro Gamalei, dependiente del Ministerio de Sanidad de Rusia, ha explicado al portal Meduza haber finalizado los experimentos con 76 voluntarios. Pese a que el Gobierno quiere que la vacuna esté lista en septiembre, el científico cree que en el otoño la sustancia en la que está trabajando su equipo "unicamente podrá recibir una autorización temporal". La producción masiva de dosis de vacunas rusas, según su opinión, solo podrá iniciarse "hacia el final del año".

Las investigaciones rusas no han estado exentas de polémica. La semana pasada, los gobiernos de EEUU, el Reino Unido, y Canadá acusaron conjuntamente a piratas informáticos vinculados con los servicios de inteligencia rusos de llevar a cabo ataques contra laboratorios de estos tres países donde se llevan a cabo experimentos para obtener una vacuna. La red de hackers APT29, más conocido como Cozy Bears, que en el 2016 logró robar documentos confidenciales del Partido Demócrata que cuestionaban a la candidata Hillary Clinton y contribuyeron a la victoria de Donald Trump en las presidenciales, es la responsable del pirateo, según estos tres países.

La respuesta a las acusaciones no se hizo esperar. Kirill Dmitriev, al frente del fondo soberano ruso, aseguró que los reproches de estos tres estados no eran más que una "tentativa injusta" de mermar la credibilidad de la vacuna rusa.

Rusia parece partir con ventaja respecto a sus competidores en Europa y EEUU debido a que los protocolos sobre experimentos en seres humanos son menos exigentes que en Occidente. Una vez concluidos con éxito, comenzará ahora un test en fase III involucrando a miles de seres humanos, en colaboración con otros países como Arabia Saudí. / (MARC MARGINEDAS)