Con un vehemente alegato contra la doctrina del ataque preventivo del presidente George Bush, el expresidente de EEUU Jimmy Carter recibió ayer en Oslo el Premio Nobel de la Paz del 2002. El exlíder demócrata previno contra "las consecuencias catastróficas" de un conflicto bélico en referencia apenas implícita a Irak. En su discurso de aceptación, el expresidente estadounidense abogó también por dar un mayor protagonismo a la ONU en las relaciones internacionales. "Por imperfecta que sea (la ONU), no hay duda de que los retos globales sólo pueden afrontarse a través de las Naciones Unidas", declaró.

Carter recogió ayer de manos del presidente del Comité Nobel noruego Gunnar Berge y ante la presencia del rey Harald V de Noruega, el diploma del premio Nobel, dotado con un millón de euros. A sus 78 años, el sonriente y orgulloso James Earl Carter Jr. agradeció el galardón y, al mismo tiempo, advirtió al Gobierno de su país en su discurso de las fatales consecuencias que puede traer una ofensiva militar contra Irak. "Si los países poderosos se adhieren al principio de una guerra preventiva, podría darse un precedente de consecuencias catastróficas", dijo el expresidente en el Ayuntamiento de Oslo.

CONTRA LA ARROGANCIA

No fue ésa la primera vez que Jimmy Carter criticó abiertamente las intenciones del actual presidente de EEUU. Hace ahora poco más de un mes, al conocerse la concesión del premio, el exdirigente demócrata calificó de "arrogante" la política exterior estadounidense. "Si aceptamos la idea de que la ONU es el mejor camino para mantener la paz, entonces hay que cumplir las decisiones del Consejo de Seguridad de la ONU", remachó Carter.

A propósito de Irak, Carter subrayó que "el mundo insiste" en que el régimen de Sadam Husein debe cumplir las decisiones del Consejo de Seguridad sobre las inspecciones de armamento y la eliminación de todas las armas de destrucción masiva. Carter hizo también mención a la necesidad de reformar la injusticia de las sanciones económicas que se aplican contra líderes corruptos porque éstas afectan más a aquéllos que sufren bajo la tiranía de estos líderes.

Gunnar Berge destacó que el que fuera presidente de EEUU entre 1977 y 1981 fue galardonado por "sus décadas de esfuerzos en busca de soluciones pacíficas a conflictos internacionales y por su lucha en favor de la democracia y los derechos humanos".