Para muchos es una cuestión de orgullo. EEUU fue durante décadas amo y señor del espacio, con el permiso de Rusia, China y la UE. Barack Obama ha vuelto a demostrar su empeño por dejar su huella para la posteridad, y ayer hizo soñar con ver alguna vez al hombre conquistando Marte.

El presidente ofreció desde el Centro Espacial Kennedy, en Cabo Cañaveral, los aspectos principales de su nueva estrategia espacial, marcó Marte como próximo objetivo a alcanzar y fijó plazos. Las primeras misiones tripuladas a la órbita del planeta rojo serán a mediados de los años treinta. "Aterrizar en Marte será lo siguiente, y espero estar vivo para verlo", dijo.

Obama reiteró que el presupuesto de la NASA aumentará en más de 4.400 millones de euros en los próximos cinco años, con dos retos. Transformar las cápsulas Orion en vehículos de emergencia para dejar la Estación Espacial Internacional sin depender de terceros y desarrollar un nuevo cohete para "traspasar las fronteras" de la exploración espacial. El objetivo es tener el diseño antes del 2015.

La pregunta es cómo llegarán los astronautas de la NASA al espacio cuando a final de año jubile sus tres transbordadores. La apuesta de la Casa Blanca es dar mayor protagonismo a la empresa privada para que sea "más fácil, pero sobre todo más barato", llegar al espacio.