El Gobierno de EEUU se queda solo en su negativa a llamar "guerra civil" a la violencia entre chiís y sunís que asola Irak. Ayer, el presidente estadounidense, George Bush, rechazó en Tallin (Estonia) ese apelativo e insistió en que "los atentados que han tenido lugar forman parte de un plan en curso desde hace nueve meses". Bajo el punto de vista de Bush, la estrategia llevada a cabo fue diseñada por Abú Musab al Zarqaui y su "objetivo es fomentar la violencia sectaria" con ataques que "empujan a la gente a buscar represalias".

Además, Bush rechazó una posible retirada de las tropas norteamericanas de territorio iraquí y avisó de que no se marcharán "hasta haber completado su misión".

La Casa Blanca también evitó el término "guerra civil" y se limitó a señalar que la violencia en Irak ha entrado en "una nueva fase".