El presidente de EE.UU., Barack Obama, se reunió hoy con su nuevo gabinete para tratar de minimizar el impacto de los recortes automáticos del gasto de 85.000 millones de dólares (65.000 millones de euros) que entraron en vigor el viernes.

Los recortes, que se diseñaron a mediados de 2011 para obligar a demócratas y republicanos en el Congreso a acordar medidas para reducir el déficit, que supera el 8 %, han comenzado ya a afectar a algunas agencias del Gobierno al superarse el plazo para un acuerdo bipartidista el pasado viernes 1 de marzo.

"He ordenado a la Casa Blanca y a todas las agencias que se aseguren de que, además de los desafíos a los que se enfrentan por los recortes automáticos, no dejen de trabajar en nombre del pueblo estadounidense y se hace todo lo posible para seguir creciendo", afirmó Obama.

En medio de este tira y afloja sobre reducción del déficit, Obama nombró hoy a Sylvia Mathews Burwell directora de la Oficina de Gestión y Presupuesto (OMB) de la Casa Blanca, quien, de ser confirmada por el Senado, tendrá un papel clave en las negociaciones con el Congreso sobre recortes del gasto público.

Burwell tiene experiencia en este tipo de negociaciones, ya que fue subdirectora de la OMB en los años 90, durante la presidencia de Bill Clinton (1993-2001).

Obama confió en que Burwell, actual presidenta de la Fundación Walmart, brazo filantrópico de la mayor cadena de supermercados de EE.UU., ayude a "encontrar el camino hacia adelante en medio de unos recortes del presupuesto que nos están ya costando puestos de trabajo".

La secretaria de Seguridad Nacional, Janet Napolitano, fue una de las voces que alertó hoy de las consecuencias de los recortes automáticos, que según Obama restarán medio punto al crecimiento de Estados Unidos y costarán 750.000 empleos a finales de año.

Napolitano se refirió en un desayuno de trabajo con la revista "Politico" a los recortes automáticos como "la tormenta perfecta", y aseguró que han provocado este mismo fin de semana "largas filas" en algunos aeropuertos de Estados Unidos.

"Tenemos que reducir o eliminar las horas extra en TSA (agencia de seguridad aeroportuaria) y aduanas. Hemos tenido también que congelar las contrataciones", explicó Napolitano.

El mayor impacto lo experimentará el Pentágono, que deberá hacer frente este año a un recorte presupuestario de 40.000 millones de dólares (30.800 millones de euros).

El portavoz de la Casa Blanca, Jay Carney, volvió hoy a acusar a los republicanos de la ejecución ya de los recortes, y afirmó que habrá "serias consecuencias para contratistas" del Pentágono y para la preparación del país ante amenazas de seguridad.

Carney recordó que los republicanos deberán "tomar decisiones difíciles" sobre la reforma fiscal, en referencia a las presiones de la Casa Blanca para que la oposición apoye un aumento de impuestos para los más ricos que permita equilibrar el presupuesto, frente a los recortes en programas sociales que proponen los conservadores.

Los recortes automáticos podrían frenarse con un acuerdo sobre gastos e ingresos a largo plazo en el Congreso, dividido entre demócratas y republicanos, mientras que a la "tormenta perfecta" se suma la necesidad de un acuerdo para evitar la suspensión de pagos antes de que acabe marzo.

Años de división en el Congreso han llevado a este "precipicio", retrasado varias veces desde comienzos del año, pero que exige tarde o temprano que republicanos y demócratas se pongan de acuerdo.

El 27 de marzo expira el acuerdo para seguir entregando fondos para que la administración federal funcione. Tanto republicanos como demócratas confían en que se evite el llamado "cierre del gobierno".

La Casa Blanca confía en que la presión sobre los problemas acuciantes a los que se enfrenta la economía de EE.UU. obliguen a los republicanos finalmente a abrir un debate sobre la necesidad de reformar impuestos y reducir gastos de una manera "sensata".