El naufragio histórico de los liberal demócratas y la también histórica victoria de los independentistas en Escocia son los dos resultados más sobresalientes de las distintas elecciones celebradas ayer en el Reino Unido, a medida que avanza el recuento. El Partido Nacional Escocés (SNP), liderado por Alex Salmond, podría obtener la mayoría absoluta en el Parlamento de Holyrood. Salmond se ha beneficiado del voto de castigo a los liberales, pero sobre todo y sorprendentemente, del voto del electorado laborista. De momento, cuando se llevan contabilizados 74 escasos, el SNP se ha atribuido 47, los laboristas 20, los conservadores 5 y los liberales 2. El SNP deberá alcanzar los 129 diputados para poder gobernar con mayoría absoluta. En su primera intervención de madrugada, Salmond ha evocado la futura convocatoria de un referendo sobre la independencia de Escocia. La noche ha sido en cambio desastrosa para los liberal-demócratas de Nick Clegg. Su partido ha obtenido los peores resultados en más de 30 años. Clegg y los suyos han sufrido pérdidas masivas en las elecciones locales de Inglaterra. En Manchester no ha quedado ni uno solo de sus hombres y en Sheffield, la ciudad por la que es diputado Clegg, los laboristas se han hecho con el control del ayuntamiento. Los laboristas también van camino de hacerse con el gobierno autonómico de Gales, pero el partido de Ed Miliband, además del golpe en Escocia, no ha recuperado las posiciones a que aspiraba en los ayuntamientos de Inglaterra. En cuanto a los conservadores, a pesar de las medidas de ajuste económico del gobierno, las pérdidas han sido limitadas. En las locales inglesas se quedan más o menos como están. David Cameron habrá salido ileso de la prueba y saldrá incluso reforzado, cuando esta tarde se anuncie la previsible victoria del No en el referendo sobre la reforma electoral.