El anuncio del primer ministro italiano, Silvio Berlusconi, de retirar las tropas de Irak supone un duro golpe para la Administración norteamericana y una fisura importante en el seno de la coalición internacional que actúa como fuerza de ocupación en el país árabe. Italia, junto al Reino Unido, es el principal aliado de George Bush en su aventura iraquí, que ya ha costado la vida a decenas de miles de personas, muchas de ellas civiles, y ha contribuido a aumentar todavía más el rechazo de gran parte de la población de los países árabes hacia EEUU.

Otros dos países, Holanda y Ucrania están en proceso de repliegue, lo que hace que el peso del contingente multinacional no anglosajón recaiga sobre países como Georgia, con 898 militares, Rumanía, con 730 hombres o Japón, con 550.

La retirada de las tropas españolas, a finales del pasado abril, fue el punto de partida de la salida de contingentes de otros países, de menor importancia y envergadura. Algunos de ellos aprovecharon el traspaso del poder al Gobierno interino del primer ministro Iyad Alaui, el 30 de junio, como cobertura política para abandonar el país, mientras que otros esperaban para hacerlo a la celebración de las legislativas de enero. Desde el verano pasado, una quincena de países de los 32 con que empezó la coalición retiraron sus soldados o han anunciado que tienen planes de hacerlo, entre ellos Polonia, Filipinas y Portugal.

Al igual que pasa con Italia, y ocurrió también en España, en muchos de estos países, los gobiernos han tenido que hacer frente a una opinión pública contraria a la presencia de sus ejércitos en territorio iraquí, que, en algunos casos, se ha prologado más allá de lo previsto. Berlusconi, acosado por las críticas de la oposición y de la opinión pública, agravadas tras el secuestro y la posterior liberación traumática de la periodista Giuliana Sgrena, ha optado por alejarse de su amigo americano y afianzar su posición política dentro de su propio país, en vistas de las elecciones del año próximo. Un aviso para navegantes, y especialmente para el Reino Unido, con 6.000 soldados. El premier británico, Tony Blair, se prepara para renovar su mandato esta primavera.

Nueva estrategia

El abandono progresivo y con cuentagotas de soldados extranjeros pone en un aprieto a los estrategas militares estadounidenses, que deben reorganizar los efectivos de la fuerza multinacional para cubrir las zonas que quedan desprotegidas. Para frenar la sangría, según The Washington Post , EEUU se plantea dar un giro a las funciones de las tropas extranjeras en Irak, que pasarían a desempeñar menos tareas de seguridad para entrenar el Ejército y la policía iraquís.

Las fuerzas de seguridad locales no son aún capaces de asumir la protección de la población en provincias rebeldes.

El anuncio de Berlusconi se produce, además, en un momento clave en la política interna iraquí, justo un día antes de que se reúna por primera vez el Parlamento, surgido de las elecciones del pasado 30 de enero. Los flamantes diputados ocuparán sus escaños sin que haya acuerdo para el reparto de poder entre shiís y kurdos.