Un tropezón con un bordillo dejó al presidente cubano, Fidel Castro, por el suelo, con una rodilla fracturada y una fisura en el brazo, pero con la misma voluntad inquebrantable de seguir adelante. El mandatario, con muecas de dolor pero aguantando el tipo, adelantó minutos después de su caída, el miércoles por la noche, lo que el parte médico confirmó ayer: rodilla izquierda fracturada y fisura en el brazo derecho.

Pero lo que Castro, de 78 años, no pudo evitar es que el nuevo percance, el segundo en tres años, volviera a desatar los rumores sobre su salud. En junio del 2001, el dirigente perdió el conocimiento durante una intervención en La Habana, y cada vez que desaparece de la vida pública se desatan los rumores.

"Estoy entero", dijo Castro una vez que sus colaboradores le ayudaron a sentarse en una silla de la primera fila desde donde tenía previsto presenciar la función cultural con la que concluyó la ceremonia de graduación de estudiantes de Arte realizada en la ciudad de Santa Clara.

COMUNICADO OFICIAL La prensa difundió ayer, a petición del jefe del Estado, una nota donde agradeció las muestras de preocupación y exhortó a "mantener la tranquilidad", al tiempo que aseguró estar "en condiciones de seguir atendiendo las cuestiones fundamentales". La nota informaba que el estado de salud del líder revolucionario es bueno y que "su ánimo es excelente".

La caída del líder revolucionario se produjo cuando abandonaba la tribuna y se desplazaba saludando a los asistentes. Castro, al no percatarse de un bordillo, cayó al suelo y apenas le dio tiempo a estirar las manos para protegerse la cabeza.

El dirigente fue socorrido por su equipo de seguridad, sus médicos y dirigentes del partido, que le sentaron en una silla porque se negó a utilizar camilla. Las cámaras de televisión que retransmitían el acto dieron planos generales de la plaza y enfocaron de nuevo a Castro cuando éste ya estaba sentado.

Con gestos de dolor y sudoroso, pronunció unas palabras para tranquilizar al gentío. "Les pido perdón por haberme caído", comenzó el líder cubano. "Observo, para que nadie especule por ahí, que tengo alguna fractura en la rodilla y tal vez en el brazo, tal vez, no es muy seguro todavía, pero estoy entero".

LA FOTO Entre risas, exclamaciones y aplausos, Castro añadió: "Ahora estaré muy interesado por ver la foto de cómo me caí, la prensa internacional lo ha recogido y seguramente mañana esté en las primeras paginas de los periódicos". Aseguró que aunque tuviera que ser enyesado, podría seguir trabajando.

Y antes de despedirse, pidió que prosiguiera la actividad cultural. "Han trabajado muchos artistas, y complázcanme, por favor, no quiero tristeza, quiero alegría, quiero felicidad para todos". Luego se retiró en un lujoso Mercedes negro.