Cambios siempre a lo lejos, pizcas de economía de mercado, ahorrar el máximo y gastar menos de lo mínimo. Estas fueron las líneas generales bajo las que transcurrió el discurso del presidente Raúl Castro ante el Parlamento para vaticinar a los cubanos lo que les espera en el 2010. Rotundo, afirmó: "Sencillamente, no tenemos derecho a equivocarnos".

El general del Ejército, vestido de civil, aseguró que el país invierte "en la creación de la base productiva que será capaz de hacer sostenible el socialismo", después de conocerse que el crecimiento fue del 1,4% del PIB, muy por debajo del 6% previsto originalmente, y de informar de un pronóstico del 1,9% para el 2010.

PLANES QUINQUENALES En su discurso en la conclusión de la segunda reunión plenaria de la Asamblea Nacional, el presidente anunció que "se ha retomado la planificación a mediano plazo". Esto significa volver al viejo esquema de los planes quinquenales adoptado por los países comunistas, que no dieron los resultados esperados.

Respecto a los cambios en la estructura del país --que llamó "actualización del modelo económico cubano" y que viene anunciando sin concretar desde que sustituyó, en febrero del 2008, a su hermano Fidel--, explicó que conoce las preocupaciones de la ciudadanía "en cuanto a la velocidad y profundidad" en aplicarlos, pero añadió que "no puede haber espacio para los riesgos de la improvisación y el apresuramiento". Todo parece indicar que esos cambios pueden concretarse primero en la agricultura, que es "un asunto de seguridad nacional".

La agricultura cubana se encuentra asfixiada, al igual que el resto de la economía. Pero en este sector, ante la urgencia de producir alimentos dado que el país importa más del 70% de los que consume, se han dado pasos que no podían ser ni soñados con Fidel. Así, han sido entregadas 920.000 hectáreas de tierras ociosas a más de 100.000 campesinos. De esas extensiones, el 45% aún no han sido cultivadas.

Castro aún fue más allá al anunciar la aceptación de normas de la economía de mercado cuando dijo a los productores que, "tras cumplir con las entregas pactadas con el Estado", les será permitido vender en el mercado los excedentes, "bajo las reglas de la oferta y la demanda".

RECOMENDACION A EEUU Sobre las relaciones entre La Habana y Washington, Castro aconsejó al presidente de EEUU, Barack Obama, que deje "los condicionamientos de orden interno que pretende imponer". Denunció que "el Gobierno de EEUU no renuncia a destruir la Revolución y generar un cambio de régimen económico y social en Cuba", y argumentó que la nueva Administración de la Casa Blanca ha multiplicado esfuerzos alentando a la subversión abierta y encubierta contra la isla. Pese a reiterar que "el enemigo está tan activo como siempre", dijo que su país está abierto a dialogar.