Primogénito de una familia numerosa de condición modesta, Franco Marini (San Pio delle Camere, región de Abruzzo, 1933) se licenció en Derecho trabajando mientras estudiaba. Católico, sí, pero no solo de palabra. Vinculado a los movimientos sociales del catolicismo, Franco Marini, de 75 años, arrancó su andadura política en los años 50 como miembro de la Democracia Cristiana. Pero su madurez política, que le ha convertido en un referente del centroizquierda, no puede entenderse sin destacar su paso por la Confederación Italiana de Sindicatos de los Trabajadores donde, a partir de 1965, fue adquiriendo un papel cada vez más destacado hasta llegar a ser el secretario general de 1985 a 1991. Su principal cualidad política es su carácter mediador, su capacidad para buscar consenso.

En 1991, Marini fue nombrado ministro de Trabajo del Gobierno de Giulio Andreotti. Tres años más tarde, en 1994, formó parte del equipo fundacional del Partido Popular Italiano y, tras llegar a secretario general, abandonó el cargo al obtener unos pobres resultados electorales en 1999. Ese mismo año fue elegido parlamentario europeo, dos años después favoreció la entrada de la Margarita en la alianza electoral. En el 2006, se hizo con la presidencia del Senado en una dura pugna con Andreotti.