Segundo día y segunda victoria para AKK: los alrededor de 1.000 delegados participantes en el congreso de la Unión Cristiano Demócrata (CDU) en Leipzig rechazaron este sábado la celebración de unas primarias para elegir el candidato (o la candidata) a la cancillería para las próximas elecciones federales. El 79% de los delegados rechazaron la propuesta lanzada por la Junge Union (las juventudes del partido), muy críticas con la actual presidenta de la CDU y con el rumbo que sigue el partido, muy castigado electoralmente.

La celebración de primarias era una de las cuestiones fundamentales que tenía que solventar el congreso democristiano, al que Annegret Kramp-Karrenbauer (o AKK, como se la conoce popularmente en la política alemana) llegaba muy cuestionada por sus propias filas.

Tras poner a disposición del partido su cargo el primer día del congreso, en un claro órdago a sus críticos que parece haberla reforzado de momento en lo más alto del partido más votado de Alemania, la presunta sucesora de Angela Merkel en la cancillería federal alemana aplaza el debate sobre el liderazgo democristiano.

CUESTIÓN SIN RESOLVER

La cuestión de quién será la cabeza de cartel electoral para los próximos comicios federales (previstos para septiembre del 2021 siempre que no haya adelanto electoral) sigue, sin embargo, sin resolver. Pese a su doble victoria en este congreso, AKK continúa teniendo serios problemas para perfilarse como una candidata sólida para liderar al partido conservador y al país más poderoso de la Unión Europea.

Friedrich Merz, una de las principales voces críticas con la dupla AKK-Merkel dentro del partido y candidato fallido a presidirlo, verbalizó en su intervención del viernes la irresuelta cuestión de la candidatura a la cancillería. Merz se ofreció nuevamente a presentarse como candidato si las bases así lo consideran conveniente.

Otro de los asuntos eternos dentro del conservadurismo alemán es la relación entre la CDU y su hermana bávara, la Unión Socialcristiana de la CSU. El presidente de la CSU y actual primer ministro del Estado libre de Baviera, Markus Söder, fue el invitado estrella de la segunda jornada del congreso de Leipzig. Söder entró al centro de congresos acompañado por AKK, con los delegados en pie y con música de fondo.

RELACIÓN RECUPERADA

Con el tono populista y desenfadado típicos de los líderes socialcristianos bávaros, Söder escenificó lo dicho por el secretario general de la CDU, Paul Zemiak, en la víspera del congreso: la relación entre los democristianos y los socialcristianos es ahora "mejor que nunca". AKK y el propio Söder son los principales responsables de haber recuperado unas relaciones que llegaron a estar al borde de la ruptura cuando Merkel y Horst Seehofer estaban, respectivamente, al frente de la CDU y CSU.

La llamada crisis de los refugiados tensó tanto la cuerda entre la cancillera y el todavía ministro federal de Interior que se llegó a especular con el fin de la Gran Coalición a causa de la política de fronteras abiertas con los refugiados decidida personalmente por Merkel. Seehofer, con un discurso claramente más conservador que el de Merkel y que incluso muestra cercanía con figuras como Víktor Orban -el presidente ultranacionalista de Hungría-, nunca aceptó su rechazo a cerrar las fronteras en el verano del 2015.

"Somos una familia, solo juntos somos fuertes", clamó Söder como respuesta a las turbulencias internas que han marcado este congreso de la CDU. El tono optimista y conciliador del primer ministro bávaro generó entusiasmo y aplausos entre los delegados. Söder apoyó además directamente la línea centrista defendida por la dirección de AKK y rechazó cualquier tipo de entendimiento con la ultraderecha de Alternativa para Alemania (AfD): "No quieren volver a los años 70; quieren volver a los años 30", dijo el líder bávaro, trazando una línea histórica directa entre AfD y los inicios del nacionalsocialismo. "AfD es nuestro enemigo", añadió.

El jefe de la CSU no quiso, sin embargo, cerrar la cuestión de la candidatura a la cancillería para las próximas elecciones federales. "A mí me da igual quién vaya a ser el candidato. A mí me importa que tras las elecciones del 2020 o 2021, sea la unión conservadora la que coloque al canciller", puntualizó. Tras AKK y Merz, Söder es precisamente el tercer nombre que aparece en las quinielas para suceder a Merkel en la cancillería federal.

GRAN COALICIÓN

¿Aguantará la Gran Coalición formada por la CDU, la CSU y el SPD hasta el final de legislatura? Esta fue otra de las grandes cuestiones que sobrevoló el congreso y que en buena medida escapa a los acuerdos alcanzados por la fuerza conservadora en su cumbre política de Leipzig. Los socialdemócratas celebrarán su propio congreso el primer fin de semana de diciembre en Berlín.

En él, los delegados del SPD tendrán que elegir entre dos candidaturas para guiar el partido hasta las próximas elecciones: una liderada por el actual ministro federal de finanzas, Olaf Scholz, y otra procedente del ala izquierda del partido, que apuesta por romper ya la Gran Coalición para intentar salir de los mínimos históricos que llevan cosechando los socialdemócratas desde hace meses en las encuestas de intención de voto.

En la última proyección hecha pública este sábado por el canal de televisión privado RTL, el SPD vuelve al 14%, a más de 15 puntos de distancia de la CDU (26%) y con la ultraderecha de AfD pisándole los talones (13%). La evolución de las encuestas electorales condicionará en gran medida la viabilidad de la Gran Coalición.