El cierre de parte del espacio aéreo europeo puede ser solo el principio. Las fotos de la Agencia Espacial Europea (ESA) tomadas desde el satélite Envisat en las que se puede distinguir la vasta nube de ceniza volcánica moviéndose a través del Reino Unido desde la erupción en Islandia, a más de 1.000 kilómetros de distancia, ha desatado todas las alarmas ante la incidencia que puede tener sobre la salud de las personas en las zonas afectadas. Si bien la erupción del volcán islandés ha causado una nube relativamente pequeña, puede afectar también al norte de Europa, que va a estar en las próximas 48 horas bajo el influjo de la nube de cenizas volcánicas.

Pese a que la nube se desplaza a unos 11 kilómetros de altura afecta también a la superficie de la Tierra. La ceniza volcánica en suspensión contiene partículas nocivas y vapores. Según la experiencia en casos anteriores, tanto en Islandia como en Suramérica, las cenizas atacan principalmente al aparato respiratorio, la piel y los ojos. La irritación de las vías respiratorias, determinada por el tamaño de las partículas respirables, causa rinitis, amigdalitis, laringitis y empeoramiento de la sinusitis. Por otro lado, la inhalación de esta ceniza provoca que dolencias crónicas como la bronquitis, el asma y las enfermedades pulmonares obstructivas puedan complicarse.

VÍAS RESPIRATORIAS

La ceniza actúa a nivel de la conjuntiva de los ojos como un cuerpo extraño; el dióxido de silicio del que se compone la ceniza afecta directamente a la conjuntiva y a la córnea, produciendo abrasiones, mientras que en la piel, la ceniza puede causar irritaciones en el caso de una exposición extrema. Estos efectos son más marcados en los niños, que suelen sufrir una tos persistente.

El humo volcánico es también una de las causas de la lluvia ácida e incluso de una bajada de las temperaturas por menor irradiación solar. La caída de cenizas hasta la superficie afecta también la calidad de aguas superficiales de lagos y ríos al disminuir el PH y alterar las características de sabor, olor, color y oxígeno disuelto. Si bien la caída de cenizas volcánicas contamina las tierras de cultivo, causando incluso el envenenamiento de la fauna si la concentración es elevada, a medio plazo mejora la fertilidad y el desarrollo de las plantas.