Alrededor de 7.500 malienses han huido a los países vecinos desde que comenzó la contraofensiva de las fuerzas francesas y del Gobierno de Bamako contra los insurgentes islámicos, hace casi dos semanas, según ha informado el Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR).

Al menos 4.208 personas han llegado a Mauritania desde el comienzo de los combates, el pasado 11 de enero. Una vez que pasan los registros en el centro de tránsito de Fassala, los refugiados son trasladados al campo de acogida de Mbera, que ya alberga alrededor de 55.000 malienses procedentes de éxodos anteriores, ha indicado la agencia en un comunicado.

En Níger han llegado 1.300 nuevos refugiados malienses, procedentes sobre todo de las zonas de Menaka y Anderamboukane (en la región de Gao, noreste de Malí). En este mismo periodo, Burkina Faso ha recibido 1.829 refugiados, en su mayoría miembros de las comunidades tuareg y songhai procedentes de las regiones de Gossi, Tombuctú, Gao y Bambara Maoude.

Según un portavoz de ACNUR, Adrian Edwards, la agencia ha instalado dos hangares en Inabao, principal punto de entrada en Burkina Faso, para acoger a los refugiados, y ha rehabilitado bombas de agua y construido letrinas de emergencia en colaboración con el Gobierno de Ouagadougou. Estas medidas, aseguró, están contribuyendo a "aliviar posibles tensiones con la población local".

Muchos de los refugiados han explicado a ACNUR que se vieron obligados a escapar de sus hogares a causa de los combates y de los ataques aéreos franceses, así como por temor a la aplicación de la ley islámica (la 'sharia') por parte de los islamistas.

También han informado de la creciente falta de alimentos y combustible y de las dificultades que impiden el funcionamiento de los mercados tradicionales. La falta de cereales está obligando a los ganaderos a sacrificar a sus animales para poder alimentarse o a tratar de venderlos.

Algunos de los refugiados se trasladan hasta las fronteras en automóviles privados o camiones, mientras que otros llegan en burro e incluso a pie. Muchos de ellos esperan la llegada de Malí de otros miembros de sus familias en los próximos días.

Cerca de 150.000 malienses se han refugiado en los países vecinos --incluidos los de estas últimas semanas-- desde enero de 2012, cuando comenzó la actual crisis política de Malí. Dentro del país hay alrededor de 229.000 desplazados, procedentes sobre todo de las regiones de Kidal, Tombuctú y Gao, según los datos de ACNUR.

Desplazados internos

En el caso de los desplazados internos, las necesidades más inmediatas son el agua, los alimentos, el abrigo y la atención médica. No obstante, aparte de estas necesidades similares a las que tienen los refugiados en el extranjero, los desplazados internos se encuentran en unas condiciones de vida "particularmente precarias", según ACNUR.

Por ello, la agencia está participando en actividades de captación de fondos para los desplazados en la capital de Malí, Bamako. En cambio, el acceso humanitario a otras zonas del país se está viendo "severamente restringido por las condiciones de seguridad", ha lamentado ACNUR.