Con un día festivo también polémico, el presidente venezolano, Hugo Chávez, celebró ayer sus 10 años en el poder y, arropado por varios gobernantes acólitos alimentados de petrodólares, desplegó el poderío rojo de sus seguidores por todo el país, cara a ganar el referendo del próximo día 15 y asegurar su permanencia con futuras reelecciones. Ante una Venezuela polarizada y con la espada de Bolívar en la mano, Chávez señaló que "la Revolución se hace Gobierno y el pueblo se convierte en poder", antes de afirmar: "Hemos hecho en 10 años lo que no se quiso hacer en un siglo".

Día de "júbilo" para el Gobierno y de disgusto para la oposición, este lunes fue un buen resumen de una década chavista que ha cambiado el país e incluso ha influenciado en el modo de hacer y gobernar del resto del continente suramericano. El presidente lo declaró "no laborable" a última hora del sábado, después de un partido de sóftbol, y el Gobierno tuvo que amenazar el domingo con aplicar "medidas administrativas" a los patronos remisos a cerrar.

La oposición denunció el "autoritarismo que reina en Venezuela" y aseguró que, a pesar de lo que señalan las encuestas, "el no puede ganar", tal y como ocurrió en el plebiscito similar de 14 meses atrás.

LA ESPADA DE BOLIVAR Mientras algunos universitarios celebraban clases en los campus "en desacato a la festividad", Chávez enaltecía "el día que comenzó el amanecer, el alba, de la nueva época de liberación y desarrollo de América Latina". Su Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) convocó actos masivos en todas las grandes ciudades y él no solo blandió la espada de Simón Bolívar para afirmar que "hace 10 años volvió hecha pueblo", sino que se la pasó a los demás presidentes para que también la blandieran con las manos enguantadas. Los gobernantes de Bolivia, Evo Morales; Nicaragua, Daniel Ortega, y Honduras, Manuel Zelaya; el primer ministro de Dominica, Roosevelt Skerrit, y el vicepresidente cubano José Ramón Machado le acompañaron a una ofrenda floral ante la tumba del Libertador antes de la cumbre extraor dinaria de la Alternativa Bolivariana para las Américas (ALBA).

Mientras el presidente venezolano resaltaba que el resurgimiento del espíritu bolivariano, en los cerros y los barrios de la capital se iniciaba una gran "concentración popular" convocada también por el líder de Venezuela.

La oposición consideró que "no hay motivos para celebrar nada en Venezuela".