El presidente venezolano, Hugo Chávez, dijo hoy que "pequeños grupos fascistas" quieren "un terremoto social y político" en víspera de un referendo en su país, pero que éste puede resistir "arremetidas desde dentro o desde afuera". Tras recordar la muerte de un trabajador esta mañana por manifestantes opositores en el interior del país, el gobernante subrayó en un acto nocturno con empresarios afines a su gobierno que estos "grupos de fascistas, teledirigidos por los enemigos de la patria, que quisieran que Venezuela se incendiara y fuera sacudida por un terremoto social y político", fracasarán porque "a estas alturas me atrevo a decir que Venezuela no es incendiable".

En su discurso reproducido por la emisora estatal de televisión VTV, añadió que el país "ya tiene una primera estructura antisísmica que nos permite y nos puede permitir resistir cualquier arremetida desde dentro o desde fuera contra esta arquitectura nacional". "Sin embargo -prosiguió-, llamo al país todo a levantar con dignidad nuestra voz de protesta ante quienes pretenden llevarnos por los caminos de la violencia" en vísperas del referendo nacional que el próximo domingo decidirá la suerte de unas reformas a la Constitución que ha propuesto para avanzar en lo que denomina "socialismo del siglo XXI".

La oposición al gobierno prevé que derrotará a Chávez en las urnas, pero éste se preguntó hoy por qué si hacen "la alharaca de que están ganando (en las encuestas) buscan el camino de la violencia". "¡Es el desespero!", exclamó al sostener que esas encuestas "sin duda son manipuladas" a favor de sus detractores y vaticinó que "el domingo les daremos un nuevo KO", y así fracasarán los planes de violencia que reiteradamente denuncia en contra de su gestión.

Pidió a sus seguidores, no obstante, abstenerse de menospreciar a las fuerzas adversarias y destacó que de cara al domingo "se requiere una gran ofensiva en las calles, en las ciudades y en los pueblos, con nervios de acero (...), sin caer en provocaciones". El proyecto de reforma constitucional incluye, entre otros asuntos, la reelección presidencial ilimitada, varios tipos de propiedad, como la comunal, además de la privada; un nuevo ordenamiento territorial y la posibilidad de que el Estado restrinja la información y el debido proceso durante los estados de excepción.