Solamente la unión y el diálogo pueden encauzar el enfrentamiento social que subyace en una crisis que no acabará hoy con el referendo en el que los venezolanos decidirán el o el no a la salida anticipada del presidente, Hugo Chávez.

El Gobierno mostró su disposición a la apertura, mientras los opositores más radicales calificaban ya de "tramposo" el plebiscito. "La consecuencia más importante del referendo es que va a dar inicio a una etapa de diálogo", señaló el vicepresidente, José Vicente Rangel. Y Chávez aseguró a una periodista: "Venezuela está en un proceso de reconciliación, mi reina".

El Centro Carter es el gran mediador en un "diálogo nacional" acordado semanas atrás en la reunión que sostuvieron Chávez y el empresario transnacional Gustavo Cisneros a instancias del expresidente estadounidense Jimmy Carter, según reveló ayer el semanario Quinto Día . Junto a ese organismo, la Organización de Estados Americanos (OEA) es el ente observador que avalará las cifras que anuncie el Consejo Nacional Electoral (CNE), y también su exsecretario, César Gaviria, afirmó que "se avanza hacia una solución constitucional".

La opositora Coordinadora Democrática habló de "trampas y triquiñuelas" en el referendo. Su portavoz, Henry Ramos, denunció la "enorme patraña que están escenificando algunos miembros del CNE" al sustituir por chavistas a "muchos miembros de juntas electorales" que firmaron contra el presidente.

No era esa la opinión de los observadores internacionales. Enrique Santiago, catedrático de la Universidad de Málaga y portavoz de los observadores de organizaciones no gubernamentales (ONG), afirmó: "El proceso es transparente y se dan las condiciones para votar en una situación de libertad".

ADVERTENCIA DEL EJERCITO Ante las amenazas de los radicales de ambos bandos, Raúl Baduel, comandante general del Ejército, dijo que las Fuerzas Armadas sólo intervendrán "si el ente electoral las requiere".

También Chávez hizo un llamamiento a "no caer en provocaciones" y previó que "pudiera haber alguna perturbación", mas invitó a los dirigentes de la oposición a "reconocer su victoria y desayunar" con él el lunes en el palacio de Miraflores.

"Con las matemáticas en la mano, es prácticamente imposible una derrota bolivariana, hasta el viento y las piedras lo dicen", aseguró Chávez, contando con el apoyo del casi 80% de pobres antaño marginados de la sociedad y la política.