"No sabes qué alegría nos da oír tu voz", le dijo Hugo Chávez. "Te has vuelto un gran predicador", escuchó decirle a Fidel Castro. "Hermano, padre, ejemplo, dignidad", agregó el venezolano. La conversación telefónica de 30 minutos, en la tribuna y púlpito en que Chávez ha convertido su programa de radio Aló Presidente, dio ayer la vuelta al mundo y puso en escena una suerte de juego de espejos entre ambos.

Castro y Chávez tienen sus semejanzas y diferencias. Hay algo en lo que se sienten profundamente unidos: su pasión por la oratoria, esa capacidad incontinente del habla que mezcla la pedagogía, la arenga y el silogismo. Castro se alzó en armas durante una dictadura, la de Fulgencio Batista. Chávez quiso dar un golpe y ganó unas elecciones.

Ayer, tras el saludo de Chávez , afirmó sentirse "very well" (muy bien en inglés) e ir "ganando terreno". "Me siento con más energía y más fuerza y más tiempo para estudiar", aseguró.