Colombia y Venezuela iniciaron una nueva luna de miel sellada con el restablecimiento de las relaciones bilaterales y frases altisonantes de colaboración recíproca. El presidente venezolano, Hugo Chávez, se vio obligado a aceptar como una realidad irreversible la presencia en el país vecino de siete bases militares estadounidenses.

"Colombia es un país soberano que puede ratificar convenios", dijo. Su homólogo colombiano, Juan Manuel Santos, se vio por su parte empujado a hacer el primer desaire público a su mentor, Alvaro Uribe, quien había acusado en foros internacionales a Caracas de proteger a las FARC y el ELN, días antes de abandonar el poder. "Chávez lo ha dicho de todas las formas. No va a permitir la presencia de grupos al margen de la ley en su territorio", tuvo que decir Santos. A lo que Chávez respondió: " Nosotros no apoyamos a la guerrilla. Convénzanse todos los que tengan duda".

LA FRONTERA COMUN Según Chávez, las tropas venezolanas se enfrentaron "en más de una ocasión" con insurgentes, paramilitares y narcos colombianos. "Tenemos nuestros muertos también", enfatizó. Del encuentro de Santa Marta, en el que se dejaron atrás tres semanas de ruptura diplomática, los presidentes coincidieron en la necesidad de pasar a los hechos y poner en marcha políticas en la frontera común, que van desde ambiciosas obras de infraestructura a redes de protección social.

Las relaciones de Chávez con Uribe atravesaron todos los momentos imaginables. Su entonces colega colombiano lo designó mediador ante la guerrilla por el tema de los secuestros. Tras el ataque colombiano a un campamento de las FARC en territorio ecuatoriano, que terminó con la vida del número dos de la guerrilla, Raúl Reyes, en marzo del 2008, los mandatarios se pelearon en público, para luego abrazarse. El último capítulo del culebrón lo protagonizaron a mediados de julio.

Santos, quien tampoco se privó de las invectivas contra Chávez, actúa ahora con una alta dosis de pragmatismo. "Las necesidades recíprocas de orden económico, comercial y político propiciaron el restablecimiento de las relaciones. La presión de la comunidad de frontera y la comunidad internacional dieron el empujón definitivo. La pregunta que surge: ¿durará?", se interrogó la revista Semana.

El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, fue el que más empeño puso para acercar a Chávez y Santos. Incluso no dudó el brasileño en recriminar a su colega venezolano la manera en que afrontaba la crisis con los vecinos. Según fuentes diplomáticas, Lula llegó a señalar a Chávez los peligros de esa política errática y las consecuencias que eso tiene en países como Brasil y Argentina, que suelen ser extremadamente tolerantes con él. "Nos harás perder las próximas elecciones", le señaló. Los consejos de Lula parecen no haber caído en saco roto.